miércoles, 18 de julio de 2007

LOVELOCK O LA VENGANZA DE GAIA


Es conocida la siguiente comparación entre la edad de la tierra (4.500 millones de años) y la del Homo sapiens sapiens ( 90.000 años) si pudiéramos condensar la edad del mundo en un año, el hombre moderno habría aparecido a las doce menos diez del 31 de diciembre. La pregunta es ¿Se puede hacer algo en solo diez minutos? Lo cierto es que en solo esos diez minutos de tiempo geológico los hombres hemos sido capaces de muchas cosas... entre otras, la poner al planeta en riesgo de extinción.
No lo digo yo. Lo dice James Lovelock, quien en los años sesenta enunciara la teoría que lleva el nombre de la diosa griega de la Tierra: Gaia (hoy llamada Ciencia del Sistema de la Tierra. Lo dice quien hace cuarenta años inventara el ECD, el detector de captura de electrones, una maquinita chiquita e hipersensible capaz de identificar moléculas de sustancias inverosímiles con minucia maniacal en cualquier punto del globo, tanto, que los ecologistas de la época –utilizándola- empezaron a descubrir residuos de pesticida por doquier. Dando origen primero al protocolo de Montreal y luego a todo lo actualmente conocido en materia medioambiental, incluido el presente -y jamás respetado- protocolo de Kyoto.
Debido a lo antes anunciado ( y por muchas cosas más) Lovelock es considerado hoy no solo el padre de la moderna ecología, sino uno de los más polémicos y geniales científicos de la segunda mitad del siglo XX.Este anciano de 87 años publicò un libro en el 2005 en Inglaterra: “The revenge of Gaia” (La venganza de Gaia) donde, línea a línea, palabra a palabra, en vez del dulce ancianito de blanca cabellera que aparenta ser, James, parece convertirse en un mensajero del lado oscuro, en un portavoz de las tinieblas. En su libro Lovelock trata de demostrarnos que estamos abocados a una irremediable catástrofe ambiental, inmediata e irreversible. Anticipa que para el 2050 se habrán derretido los polos y que Londres –entre otros lugares de la tierra como Bangla Desh por ejemplo- estará sepultado bajo las aguas. Los hombres, según James, no nos hemos hecho cargo de la situación medioambiental y entonces Gaia –cual sistema auto regulante- se está haciendo cargo de ella, por así decirlo. El deterioro ha ido demasiado lejos y ahora el sistema-tierra está moviéndose rápidamente hacia uno de esos momentos críticos de autorregulación. Para el pesimista anciano inglés, abandonar todas las practicas contaminantes actuales no nos serviría de mucho, hasta hace unos 50 o 100 años hubiera sido posible hacer algo, pero a estas alturas ya no hay manera de detener el proceso. Lovelock dice que es como ir dentro de un bote y estar demasiado cerca de una catarata, por mucho que rememos, no podremos evitar la caída. No se pueden parar las fuerzas naturales que mueven al planeta hacia un nuevo estado. Agrega que todos los climatólogos del mundo lo saben, comparando esta situación con la que reinaba en la Inglaterra de 1939, cuando todo el mundo sabía que iba a estallar una gran guerra, pero nadie acusaba recibo. Anticipa el advenimiento de una nueva edad oscura para la humanidad, afirma en su apocalíptico libro que quedaremos reducidos a unos 500 millones de humanos, viviendo en el Ártico a posteriori del deshielo. Paradójicamente Lovelock defiende el uso de la energía nuclear arguyendo que en esta nueva “era oscura”, los supervivientes del “retiro Ártico”, necesitarán una fuente de energía y que, dadas las circunstancias, la única capaz de proporcionar electricidad y calor en forma ininterrumpida será la nuclear.
Leyendo a Lovelock debo confesar que me es difícil creer que el mundo tal y como lo conocemos, no va a existir dentro de medio siglo, pero aquí van unas cifras para tratar de concederle al viejo científico inglés, por lo menos el beneficio de la duda: una cuarta parte de las plantas del mundo están amenazadas de extinción para el año 2010; más del 38 por ciento de los anfibios están en peligro; tres cuartas partes de todas las especies de pájaros están disminuyendo en número, el 11 por ciento amenazados de extinción; los ejemplares de casi todas las especies de felinos y osos están disminuyendo, y unas cien especies de invertebrados desaparecen cada día debido a la deforestación; el 25 por ciento de los mamíferos están amenazados, y un 20 por ciento está en peligro de extinción. Si a la vista de estos datos, y de las múltiples noticias que nos llegan sobre el calentamiento global, el agujero de ozono, los océanos esquilmados, el agotamiento de los combustibles fósiles y la polución, somos todavía capaces de ver con interés un programa de chusmeríos sobre la farándula, es porque nuestra capacidad de disociación es inconmensurable sino infinita.



Fuentes: “Lo Mejor de Rosa Montero” Entrevista a James Lovelock, Espejo de tinta Madrid 2006, “Síndromes Modernos” Juan Carlos Pérez Jiménez, Esparsa Calpe Madrid 2002, Hutchinson Enciclopedia, Helicón 1999 (www.helicon.com.uk).

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Esta muy bueno el artículo, la tierra nos esta comiendo y al parecer, recien estamos abriendo los ojos!

Monica M. dijo...

El articulo muestra una realidad que en general asumimos, esta lejos nuestro sin querer aceptar que es parte de nuestra vida cotidiana. Los datos sobre las especies en extinción son alarmantes pues vistos por separados no se "ven" tan graves como son. Este articulo es un llamado de atención para todos y cada uno de nosotros,y debería ser una preocupacion de todos, no solo de aquellos que amamos la naturales. Ojala mucho tomen conciencia a partir de este artículo, y te insto, para que sigas publicando mas articulos.

Unknown dijo...
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Unknown dijo...

Armando realmente impresionante este artículo, te felicito, gracias por compartirlo conmigo.
Besitos Silvia Perez