martes, 20 de diciembre de 2011

El pequeño Buda de Nepal



La historia de Ram Bahadur Bomjan me llegó en una etapa de la vida donde necesitaba ver para creer, meter el dedo en la llaga: estaba hecho un escéptico clásico. Cuando me dijeron que había un adolescente que hacía meses meditaba debajo de un árbol sin alimentarse ni beber me dije, “¡traigan un destornillador! Otro chiflado (u otro vivo) sin un tornillo; ahora va a empezar el festival en todo su necio furor”. Y no me equivoqué: Procesiones, comisiones, vallados, banderines multicolores, ofertas, incienso, cánticos y por fin las cámaras de Discovery Channel. Si hubiera estado Fellini -vivito y filmando- hubiéramos visto clowns, trapecistas, forzudos, prestidigitadores, músicos y maracas (véanse las escenas de la aparición de la Virgen María en “La Dolce Vita”). Pero ahí seguía el muchacho, indisoluble, pétreo hasta la médula de sus huesos. Según trascendidos, Bomjan empezó su meditación tras regresar de un paseo por Lumbini, el sitio donde nació el Buda. Ya en trance meditativo, dicen que adelgazó mucho. Y no es, en absoluto, normal que una persona sobreviva más de cuatro días sin beber agua. No faltaron las malas lenguas que dijeron que estuvo bebiendo un líquido lechoso que obtenía de la raíz del árbol. Él mismo aseguró que se alimentaba de hierbas y que durante su ayuno no comió otra cosa. Su madre, Maya Devi Tamang (la madre del Buda histórico también se llamaba Maya Devi), declaró que ella a veces iba a verlo pero que él no le hablaba. Sus parientes y amigos sostenían que seguiría meditando durante seis años hasta alcanzar la iluminación (El Nirvana). El hecho llamó la atención a tal punto que científicos de todo el mundo querían comprobarlo. Un grupo de personas que se encargaban de proteger a Bomjan se opuso alegando como único motivo que no se debía perturbar su meditación, lo cual hacía imposible tocarlo. Los investigadores de la Real Academia Nepalesa de Ciencia y Tecnología finalmente desistieron de investigar, dadas las dificultades que encontraban hacer un trabajo como deseaban. Como dije, un equipo de la empresa Discovery Channel lo grabó en un video ininterrumpido durante 96 horas y en ese tiempo no se movió en absoluto. En diciembre del 2005, un comité de nueve personas del gobierno lo observó de cerca durante 48 horas y no lo vieron tomar agua ni alimentos. Ambas escuadras de escrutadores se pudieron acercar hasta tres metros, siempre sin tocarlo. El trece de marzo del 2006 desapareció sin dejar rastro. El “niño buda” se alejó sin más, del lugar en donde había pasado meditando los últimos 10 meses. Sencillamente ya no estaba. La opinión pública desató una serie de especulaciones en torno a dicha situación. Se dijo que las autoridades habían presionado a la familia y los “manejadores” del chico. Que los habían asustado al advertirles que si se descubría que aquello había sido un montaje fraudulento los castigos serían severos. Sus adeptos, en cambio, suponían que se había ido a meditar a lo profundo del bosque, en un sitio menos accesible a la tremenda oleada de turistas y curiosos. Lo cierto es que del muchacho no se supo nada hasta que de nuevo se le vio en otro lugar de Nepal, el 26 de diciembre de ese año. Sin nada relevante que señalar volvió a desaparecer el 8 de marzo del 2007. Eso me gustó, le agregaba más vértigo, encanto y misterio a la historia. Finalmente, el 10 de noviembre de 2008 Ram, parece que luego de un merecido nirvana, reapareció: la cabellera larga, el gesto insondable, le habló a un grupo de devotos en la remota jungla de Ratanpuri. Su retraído discurso me conmovió (colgado y traducido en You Tube, así como el documental de Discovery), sonaba a brisa fresca dentro del absurdo desierto del materialismo que nos rodea. Quiero hacer un cierre cínico: los años venidero nos dirán si estamos realmente frente a un “pequeño Buda”, ante un futuro abusador de menores o –en el mejor de los casos- un opulento Gurú que se pasea en un Rolls Royce con un gesto hierático.

lunes, 13 de junio de 2011

Poema Económico-Ecológico - Bukovskiano II

Durante dos siglos,
El 20 por ciento: los opulentos,
Han usufructuado,
Del 80 por ciento de los recursos mundiales,
Han producido el 70 por ciento,
De la basura que hoy nos tapa,
De la contaminación que hoy nos agobia,
Y de la cual no sabemos que hacer,
Mientras que al otro mundo,
( Al 80 por ciento de las almas restantes ),
Le han quedado migajas,
Tan solo migajas,
Las sobras del plato de los gigantes.
Migajas.
No hay más planeta para despilfarrar,
No más ideología del consumo ilimitado,
Del consumo irrestricto,
No más progresión geométrica ni aritmética,
No más modo alguno, ni planeta disponible,
Para que los pobres salgan de su covacha.
Ni recursos para dilapidar,
Ni espacio para construir y consumir,
Ni lugares para acopiar venenos industriales,
Venenos radioactivos,
Venenos cloaca les,
Y otros tóxicos surgidos de los rituales económicos.
Ha llegado el momento de pagar el precio,
Por tanta disipación: tanta fiesta y trasnochada,
Así como una vida personal disoluta,
Lleva tarde o temprano a la enfermedad crónica,
Así mi planeta: tu planeta, nuestro planeta,
Se halla agonizante,
Con sueros, sondas y máscara de oxígeno,
Con cardiogramas, agujas y tomografías computadas.
Nunca antes encaró la humanidad,
Incógnitas sobre el propio futuro,
Tan desconcertantes como estas,
Tan graves como estas,
Nunca antes la humanidad,
Ha debido dar tanta respuesta junta,
Tanta y sin pérdida de tiempo,
Tanta sin dilaciones ni malabarismos retóricos,
Tanta y con acciones tan específicas,
¡Tanta , y concretamente tanta!,

La epopeya de las epopeyas,
La del hombre como hombre,
Como bicho y como especie,
La de su futura supervivencia,
Está en sus propias manos: está ¡ Y le quema !
El hombre no se ha contentado con ser hombre,
El hombre ha aspirado a ser deidad,
El hombre ha tratado desaprensivamente,
De mejorar lo inmejorable: la Madre de las Madres,
La divina creación, la Madre Tierra.
Mis hermanos, en esta larga epopeya,
Que arranca en la lejana noche de los tiempos,
Han sometido con obsesión y método,
A sus hermanos de otras especies,
A su entorno mediato e inmediato,
Perdiendo la visión del conjunto,
Despreciando la relación simbiótica con sus semejantes,
De cooperación con el medio que lo contiene,
Abandonando el camino de la conquista,
De aquellos valores que por siglos,
Lo habían ligado a las realidades del espíritu,
A sus símiles,
A sus hermanos de otras especies,
A su entorno y al entero cosmos.

El hombre maldice las cadenas,
Que el mismo ha forjado,
Bruñe las cadenas que lo están asfixiando,
Que lo están matando,
Que lo están comprimiendo.
Aprendiz de mago ha conjurado fuerzas,
Que no sabe ya controlar,
El espíritu del “crecimiento ilimitado”, se le ha vuelto en contra.
Y en esta extraña alquimia de hombre mas tecnología,
Se habla de elevar “el estilo de vida”,“ la calidad de vida”,
Pero jamás se reflexiona sobre el sentido de la vida,
En ciudades ya invivibles, mutiladoras de la imaginación,
Atrofiadoras de la sensibilidad,
De individuos, que pasan por esta vida,
Comiendo y excretando los símbolos del consumo,
Ya que: “La desnaturalización del hombre
No es otra cosa, que su bestialidad asumida como credo”.

No es el mundo lo que concluye,
¡No, de ningún modo!, lo que decae y apesta,
Es un concepto de mundo,
La forma de estar en él y transformarlo.
Y en medio de esta agonía,
De politicastros que embeben de verde sus bífidas lenguas,
Que tiñen de verde sus desgastados discursos,
De politicastros que ayer no distinguían un álamo de un sauce,
De instituciones que verdifican sus tradicionales dinteles,
De emprendedores que se suben al caballo ecológico,
( Al hueco caballo verde),
Que fomentan nuevas rutinas de eco-consumo,
Nuevos naturismos: modas que matizan,
El duro oficio de sobrevivir,
En este contaminado universo.
En medio de esta absurdidad,
De industrialismo patológico,
De falsos profetas predicadores de tecnologías omnipotentes,
De fetichismos económicos y de mercado,
Mi hermanos del primer mundo no tienen la mínima intención,
De viajar rumbo a la frugalidad,
De ceder los restos del privilegio de la vieja abundancia,
Es mas: predican que todo aquello que no calce en sus esquemas,
Está condenado al fracaso.
Cual enfermo terminal empecinado,
En convencernos que su agonía,
Es la gloria de nuestra especie.

Las decisiones cruciales de nuestro destino,
Son tomadas por “otros”,
“Otros”a los que la gente percibe,
En forma de estereotipos e ilusiones,
De politicastros de idoneidad dudosa y moralidad escasa,
Adoptados como “el padre bueno” que resolverá todos los problemas,
O “el padre malo” al que se culpará de todas las desdichas.
La cotidianeidad es atiborrada por rutilantes “astros y estrellas”,
Del cine, de la canción, del Jet-Set, de la política y el deporte,
La gente vive en una frívola y narcotizanda ficción,
En un ejercicio de simulación de la vida televisado en directo,
En un narcótico estado de irresponsabilidad militante,
Donde toda vía de ovación de la realidad es bienvenida,
Donde “la naturaleza” a pasado a ser tan descartable,
Como los pañales del bebé, el papel higiénico, o los condones :
Cuanto más lejos se los tire - se los saque rápido de la vista- mejor.

La mayor parte de nuestra especie,
Muchedumbres inconmensurables de hermanos durmientes,
Pasa de largo por la vida: nacen, crecen, se reproducen y mueren,
Sin desarrollar mínimamente los “talentos” de la parábola del Nazareno,
Son el lubricante de un maquinaria deshumanizada,
Cuyo objeto central y dominante, es el lucro y nada mas que el lucro,
Lucro: deidad pagana entronizada por encima de cualquier otro valor,
Lucro: enalzado en un templo llamado mercado,
Con sacerdotes, profetas y profetizas.
Con modernas vestales encargadas de mantener el fuego eterno,
Ya no nos comemos los unos a los otros como en tiempos pretéritos,
Pero el canibalismo sigue vigente, por encima de las glorias tecnológicas,
“La ley del más fuerte” predomina,
Y los seres humanos nos hemos vuelto tan descartables,
Como el adminículo más trivial, de la más triviales de las máquinas.

No es el mundo lo que concluye,
¡No, de ningún modo!, lo que decae y apesta,
Es un concepto de mundo,
La forma de concebirlo, de estar en él y transformarlo.
La construcción de una Sociedad Ecológica, será obra de individuos
Impregnados de otros valores,
Incapaces de dejarse desanimar por las enfermedades del progreso material:
La depredación vandálica, la ignorancia y la desaprensión
La mediocridad y la indiferencia.
Toda nueva cultura, todo nuevo mundo,
Toda nueva sociedad y visión,
Se gesta en el vientre de la que la precede,
No en el aséptico tubo de ensayo,
No a gran distancia del mundanal ruido,
No en la torre de marfil con modelos de tiza y pizarrón,
Es necesario dejar de repetir los “tics” de una cultura moribunda,
Que se devora a sí misma por impotencia, por miedo a la muerte,
Por ceguera masiva o manipulación colectiva.
Es necesario encontrar nuevos puntos de partida,
Con otros que vibren en la misma frecuencia que uno,
Fluyendo hacia lo que vaya configurándose paso a paso,
No es un proceso de reclutamiento de adeptos, ni siquiera una cruzada,
Ni una marcha espectacular, ni una verde evangelización.
No es cuestión de calidad ni cantidad,
Es cuestión de “impecable intensidad”,
Para nosotros . Para nuestros hijos.
Y los hijos de los hijos de nuestros hijos.
Que así sea.

3-05-99

jueves, 17 de marzo de 2011

POEMA GLOBAL

Los hombres de mayor inteligencia, sensibilidad y empresa,
Los hombres más lúcidos de nuestro tiempo,
Están convencidos de que hay algo radicalmente equivocado,
Algo marchito en el orden y las instituciones actuales,
Algo enfermo en el giro de la economía,
Algo que no va en la distribución de los bienes,
De los fines y los medios de este mundo:
Algo agónico.
Algo que va más allá del destino de cualquier país en particular,
Es un vasto estertor en toda la sociedad,
Una gran alteración de todo el pensamiento,
De toda la estructura de nuestra civilización,
La atmósfera está cargada de decadencia y suspicacia,
De inseguridad y temor por el futuro.
Estamos en una época de crisis.
Crisis:
Que llega hasta las raíces mismas de nuestra civilización,
Crisis:
Que debemos enfrentar para librarnos de ella,
Si queremos salvar la humanidad,
Si queremos no entrar en un ciego vórtice auto aniquilador,
En un sordo impulso autodestructivo,
Que nos acerque rápida o lentamente,
A una nueva era de oscurantismo intelectual y de barbarie ética,
En la que se destruyan las realizaciones humanas más nobles,
Que la humanidad logró hasta ahora.

Esta sensación nos oprime a todos,
Con el peso físico de una carga,
Afligiendo nuestros espíritus,
Turbando nuestros corazones y nuestro sueño,
Vivimos un período de tensión angustiosa,
De seria ansiedad y desilusiones múltiples:
El mundo está en una condición de trance,
En un punto de inflexión,
El orden económico actual es injusto,
No solo porque hace a los hombres más desdichados,
Sino porque también los hace más inhumanos,
Menos compasivos,
Mas concientes de la propia y mísera burbuja existencial.
Menos concientes de su prójimo y de su entorno,
Más concientes de la propia, ínfima y minúscula
Parcela de realidad y poder.

La historia ha metido a nuestra generación,
En una época revolucionaria,
No siendo necesariamente “revolución”,
Violencia por parte de la muchedumbre,
Y matanza de la clase dirigente.
Cualesquier deseo urgente de cambio,
De profunda y drástica mutación,
En aquello que osamos llamar “vida civilizada”,
Es un deseo revolucionario.
Lo que hace que un período de revolución sea tal,
No es el hecho del cambio en sí, (omnipresente en la historia),
Sino el ritmo del cambio es lo que lo marca,
La época actual es una época de revolución,
Porque las mudas ocurren a toda velocidad,
Porque en todas y por todas partes estamos oyendo
El ruido de las cosas que se rompen,
De las roturas en las estructuras sociales, políticas y económicas
Que hasta ayer parecían eternas,
De los cambios en las creencias e ideas dominantes,
En las categorías fundamentales del espíritu humano
Que hasta ayer sostuvieron un mundo,
Una forma de mundo,
Nuestro mundo.

Un cometa podría colisionar la tierra,
O un venenoso gas surgir de sus entrañas,
Podría enfriarse el sol, o aproximarse mortalmente la luna,
Pero estas son posibilidades remotas,
Lo más probable es que la especie humana,
Pueda perecer por su propia mano y estupidez,
Por sus propios y deliberados actos,
Por el egoísmo profundamente entronizado
En la conciencia de la especie.
Es absurdo y trágico que debamos avanzar hacia la muerte
Cuando podemos avanzar hacia la vida,
En un mundo en el que todos deberíamos disfrutar,
Es absurda la producción de armamento versus la de pan.
Es absurda la existencia de la “razón del más fuerte” invocada a punta de fusil,
O a punta de elegante y sutil medida económica.
El mundo está de frente a una encrucijada...la más grande,
O se organiza como un todo, como una sociedad global,
O padecerá crisis periódicas cada vez más grandes, graves y generales,
Hasta devorarse a sí mismo.

O nace súbitamente lo nuevo,
O estamos de frente al último acto de desintegración,
Que precederá al nacimiento de una nueva comunidad mundial.
El fin puede tardar en llegar,
Puede demorar años, décadas, aún siglos,
El nacimiento de lo nuevo puede ser un parto difícil,
Pero es absurdo pensar que todo seguirá como hasta hoy,
Que continuará esta permanente quiebra de los valores humanos,
Hay una cíclica e inapelable lógica en la historia del hombre,
Desórdenes y confusión han sido siempre necesarios para acabar con lo viejo,
Con lo que ya ha dejado de ser útil,
Con aquello que es un obstáculo en el nacimiento de lo que está por venir.
Pero a estos períodos de oscuridad le han seguido siempre
Auroras que enriquecen la vida humana,
Más allá de lo que el mundo ha podido imaginar,
Lamentablemente si el viejo orden no cede, ( y tiene que ceder y morir ),
Caerá arrastrando consigo mucho de lo bueno,
De lo bello y verdadero ya logrado,
Talando vidas, derramando sangre,
Y destrozando el espíritu de muchos.
Ello se deberá a que somos incapaces de adaptarnos pacíficamente,
A este mundo por venir,
Que ha sido siempre indivisible en esencia,
Y ahora pugna por hacerse indivisible en los hechos,
Si por nuestra propia elección no damos un paso adelante,
Si no sacudimos las cosas muertas a nuestras espaldas,
Si los países opulentos se niegan a adoptar un estilo de vida más frugal,
Que signifique el sacrificio de sus ídolos queridos y reasegurantes,
Si no tenemos la imaginación y la valentía necesarias,
Para trabajar por la paz y la unidad del mundo,
Ellas se realizarán violentamente,
Una crisis más terrible aún abrirá nuestros ojos,
Y nos ayudará a abandonar nuestros viejos esquemas,
A romper nuestras formas rígidas,
Aquellas que paralizan nuestro impulso generoso, y frustran nuestra inteligencia.
Cuando hollamos la ley fundamental de la naturaleza,
Que es coherencia, unidad, respeto por el hombre y fraternidad,
No podemos esperar otro resultado que confusión, odio y guerra.
Jamás olvidemos que el caos y la confusión de nuestra vida exterior,
Son el reflejo de la confusión de nuestros corazones y nuestros espíritus.

No debemos confundir lo familiar con lo eterno,
Nuestra preferencia por el orden actual,
No debe confundirse con una ineludible ley del universo,
El impulso a la verdad y a la compasión que impregnan la vida humana,
Nos exigen que vivamos como individuos libres en un mundo amistoso.
Que vivamos como vecinos de la aldea global,
Controlando las fuerzas que pueden llevarnos a la autodestrucción,
Y usando los recursos de la naturaleza,
Para salud y felicidad de todos,
Esto hace necesaria una voluntad de paz,
El renunciamiento a muchos reclamos
Por parte de clases privilegiadas y estados nacionales.
Si somos verdaderos patriotas,
Nuestra adhesión no será local, racial o nacional,
Será humana.
Será el amor a la libertad de todos,
A la independencia, a la paz y a la felicidad social.
Lucharemos no por nuestro país sino por nuestra civilización,
Aseguraremos por medio de una organización cooperativa,
El desarrollo futuro de los recursos del mundo,
Para nosotros, para mayor beneficio de la humanidad,
Y las generaciones que nos sigan.
Nuestros “enemigos” serán derrotados simplemente
Porque todavía comulgarán con lo viejo,
Y no nos ayudarán a desbrozar el camino que conduce a lo nuevo.

Para asegurar una paz duradera,
Debemos eliminar las condiciones que favorecen las guerras,
No permitir que la furia del combate,
La tensión del sufrimiento,
El resentimiento por la agresión,
Deformen nuestro juicio sobre nuestros “enemigos”,
Debemos aprender a ser humanos aun con lo inhumano,
A mantener nuestro espíritu con la mirada en el futuro distante,
Y no nublar sus perspectivas con el odio insensato.
Fueron necesarios siglos de pacientes tanteos,
Y esfuerzos heroicos para aprender que la vida
En nosotros y en los demás es sagrada,
Que cada persona individual tiene su propio brillo,
Su encanto peculiar y su función única,
Solo basta que nuestra vista,
Sea lo bastante sensible como para percibirlo.
Para esto necesitamos reeducar el espíritu,
Perfeccionar la fe y la imaginación.
La razón y la voluntad del universo actúan a través del humano individuo,
La evolución no conlleva un destino inevitable, como las estrellas en sus órbitas,
Sus instrumentos son el espíritu y la voluntad del hombre,
Que puede conocer las fuerzas del ambiente que lo contiene,
Prever su actuación y regularlas.

Espero que no sean siglos los que tengan que pasar,
Para purgar al hombre de su intolerancia,
De su amor al poder y al placer insensato de humillar a sus enemigos,
Antes de que el hombre sea capaz de hacer los sacrificios de la propia comodidad,
De los propios privilegios en aras de la sociedad, la justicia y el crecimiento,
Debemos educar a la nueva generación,
En los ideales de la supremacía de la vida espiritual,
En el sentido de hermandad de todos los hombres,
Y en el amor a la paz,
Una terrible ceguera ha afligido a los hombres de esta generación agónica,
Que no dudaron en jugar con el dolor humano,
Con inmisericordes leyes económicas y de mercado en tiempo de paz,
Con agresión y crueldad infinitas en tiempo de guerra.
Lo que ha hecho naufragar el mundo que estamos dejando,
Es el dominio de una falsa filosofía,
Con suposiciones, creencias y valores engañosos,
“ La derrota de lo humano por lo material,
Es el punto más débil de nuestra civilización”.
Los oropeles del mercado han cobrado ya muchas víctimas,
Y si no existe entre nosotros la convicción,
De que los valores que nuestra civilización encierra son absolutos,
Sus instituciones inevitablemente decaerán,
Y sus reglas inevitablemente se convertirán en letra muerta,
Solo es cuestión de tiempo.

El fin de nuestra civilización no es el fin de la historia,
Puede ser el comienzo de una nueva era.
Debemos redescubrir nuestras raíces en lo eterno,
Reconquistar la fe en las verdades trascendentes,
En los valores humanos que ordenarán nuestras vidas,
Que disciplinarán nuestros elementos discordantes,
Y pondrán unidad y finalidad a nuestras existencias.
Si ello no ocurre así,
Cuando vengan las lluvias,
Cuando los vientos soplen y castiguen nuestra casa,
Nuestra casa se derrumbará.

Armando Azeglio julio 19, 2000

jueves, 24 de febrero de 2011

EPICAMERICA

Soñé aquellos que cabalgaron los mares oscuros,
Montados en dragones de leño con fauces abiertas,
Los cascos con los cuernos, los destellos en sus hachas,
Los escudos de cuero tenso soñé.
Soñé al genovés Cristóbal, y a Colón: su mito.
Soñé a Fernando - anodino - de Aragón,
Soñé a Isabel: La católica de Castilla,
Soñé su ambición, soñé sus joyas,
El preludio de la conquista española soñé.
Soñé tres naves con velas y cruces templarias,
Las soñé empujadas y henchidas por el fatuo viento,
Soñé el sueño de los cálculos y los desvelos nocturnos de Cristobal,
Soñé la disentería y el motín,
( “No hay viento a favor para el marino que no sabe dónde quiere ir” )
Soñé a Rodrigo de Triana gritando: ¡Tierra!
La cruz y la espada soñé.
Soñé Américo Vespucio y la bendita América,
Soñé a Tenochitlán,
Soñé que mis hermanos los indios,
Confundían a Quetzacoatl, la serpiente emplumada,
Con otro tipo de serpiente:
Soñé a Hernán Cortez y su crueldad infinita,
Soñé las piernas abiertas de “La Malinche”, y la caída de Tenochitlán.

Soñé a Francisco Pizarro,
Lo soñé soñado por la fiebre del oro,
Lo soñé cortar y apilar más cabezas,
Que la divina y pagana Kalí, en las lejanas tierras de India,
Soñé al soldado que contenía a San Ignacio, soñar la Compañía de Jesus,
Lo vi soñar la vida de los santos mientras le cicatrizaba una pierna,
Lo soñé soñar sus ascesis, y el olor a la carne quemada de los pecadores,
Soñé sus misiones y la proscripción de sus misiones por orden de Carlos V,
Papas blancos y papas negros soñé.
Soñé el final de un Imperio:
Que no es otra cosa que un destello de luciérnaga, en la oscura noche de los tiempos.
Soñé a Machu - Pichu y el último intento indígena
De resistir lo irresistible.
Soñé millones de nativos americanos muertos,
Soñé culturas extinguirse y dejar tras de sí,
Halos de ensoñación y fantasmagoría.

Soñé al Mayflower y sus puritanos tripulantes atravesar el Atlántico,
Los soñé firmar un pacto con Dios, el 11 de noviembre de 1620.
Los soñé sentirse un “pueblo elegido”,
Un nuevo Israel legitimado para aniquilar “Cananeos”,
Soñé que mis hermanos los Penobscot,
Los Narranganset, los Pequot, y los Massachusets,
Se sentían invadidos.
Los soñé atacando,
Los soñé por primera vez en esta historia,
Llamar al invasor pálido por su nombre: “yankee”.

Soñé la polarización de América,
La del norte protestante,
La católica del sur.
Soñé el exterminio de los nativos del norte,
Soñé a Toro Sentado,
Al místico Alce Negro,
Al valiente Gerónimo,
Al glorioso cacique de Seatle
Y a su gloriosa y Piel Roja respuesta al Presidente de los Estados.
Soñé al hombre blanco esclavizar al Hombre Negro,
Soñé a mis hermanos Africanos raptados de su madre,
Apiñados, cargados, meados y vomitados en naves infectas,
Soñé el látigo y las plantaciones,
Las ejecuciones, el algodón y Lincon,
Soñé el Blues, “crossroads”, el Ku Klux Klan y Robert Jhonson,
Al valiente Malcom X y al gran Matrin Luther King -gracias a Dios- soñé.
Soñé a españoles y portugueses,
Exterminar a los nativos del Sur,
Y volví a soñar a Cortez y a sus vísceras negras,
A Pizarro y sus fatuas ensoñaciones s de oro,
Soñé Albar Nuñez Cabeza de Vaca,
Soñé a Elcano, al bravo Caupolicán,
Al grande y bendito Tupac Amaru,
Soñé a los Charruas matar y digerir a Solís,
Soñé a Magallanes y a su vano estrecho,
Lo soñé dando su ufana vuelta al mundo.
( Los vikingos soñar volví )

Soñé a China y su camino de la seda,
Soñé a Francia con un collar de cabezas cortadas y enhebradas,
Más grande que el de la divina y pagana Kalí,
Soñé a Dantón y a su terror provisorio,
A María Antonieta y su última, agónica y definitiva carta,
Soñé a Robespierre subir a su propio cadalso
Rodar su cabeza junto a la de sus reyes,
Soñé gritos irreversibles de libertad igualdad y fraternidad tribal.
Soñé que España caía ahogada en su oro y en su sangre,
Soñé al genial Corso, que a su vez había soñado a Julio Cesar,
Soñé sus gloriosas campañas,
Soñé a Talleyrand conspirar contra el,
Soñé las nieves eternas de la Rusia eterna,
“ La cíclica batalla de Waterloo” y la nieve manchada de rojo,
Soñé el metódico arsénico,
La isla de Elba y el adiós definitivo.
Soñé los gritos de independencia Americanos,
Soñé a la Masonería levantar columnas templarias,
Soñé que los Ingleses veían en Washington, la figura de Judas,
Soñé los vientos de independencia del norte blanco, protestante y anglosajón,
Soñé los vientos de independencia del sur blanco, católico y latino,
Soñé que era negocio para las oligarquías independizarse,
No obstante soñé a Bolivar idealista,
Grande, intelectual, estratega y libertario.

Soñé a José de San Martin, al “santo de la espada”
Al químicamente puro, cumplir su misión pasados los treinta,
Lo soñé atravesar los Andes: enfermo, combativo y dhármico.
Lo soñé como Arjuna en el Bahagavad Gita,
Combatiendo contra los oníricos Kaurava
En el ilusorio drama de su vida,
Soñé el encuentro de Guayaquil, y sus masónicas salutaciones,
Soñé el fin de los españoles en América Latina después de mares de sangre,
Y soñé a O´Higgins en Chile, a Santander en Colombia,
A Juan Pablo Duarte y Diez, a Sebastián Olembe,
Al glorioso Tousaint Lovertour soñé.
Soñé a los sangrientos y corajudos caudillos,
A Güemes y la montonera entre los espinales,
Al Chacho Peñaloza, a Facundo y la barbarie,
Al gran Sarmiento y su civilización,
Soñé su “on ne tue point les idees”,
Lo soñé saliendo del profundo ostrasismo de San Juan,
A la ufana presidencia,
Soñé que el impersonal frío del bronce lo invadía,
El día que dejó su cuerpo en la soledad del exilio,
“Educar al soberano”, sigo soñando.

Soñé a Manchester y las aglomeraciones del Ruhr,
El principio de la producción en líneas y masa,
Soñé el no retorno de los procesos de producción
Como nunca antes en la historia de la humanidad,
Soñé el cambio de la leña por el carbón de piedra,
Y el enroque del carbón por el petróleo,
Soñé la Revolución Industrial: La primera y la Segunda,
Soñé la profecía de Hobbes: homo homini lupus.
Soñé hombres y mujeres apiñarse,
En infectos y enloquecidos conglomerados urbanos,
Dando todo por nada al Goliat capitalista.
(Al David de la melena alemana soñé).
Nemos profeta patria, nemos profeta patria,
Soñé a Engels, el primer burgués con cargos de conciencia,
Soñé que Vladimir Ilich Ulianov había soñado una revolución,
La que Marx había soñado en Alemania,
Lo soñé soñando en las nieves eternas de la Rusia eterna,
Soñé a Nicolás soñar profundos, ingrávidos,
Algodonados y nocturnos sueños Reales.
Soñé al visionario Rasputín soñar su propia muerte,
La del Zar, su devota esposa y sus hijos,
Soñé que la gente llamaba a Vladimir por su nombre: Lenin.
Soñé la revolución del 17, la muerte de Nicolás,
Y el cadáver de Lenin embalsamado en la Plaza Roja,
Soñé la crueldad infinita del nuevo Zar: José Visarionovich Jugachvili,
Las purgas de Stalin, el “suicidio” de su segunda y asqueada esposa,
La superpotencia y la caída de la superpotencia soñé.

Soñé La Gran Marcha de Mao,
Y a los inúmeros y hambrientos chinos seguirlo,
Lo soñé leyendo a Sung Tsu y a los poetas,
Lo soñé jugando al wei-chi con un ejército espectral,
Soñé su revolución en la revolución de la revolución,
Y a gran número de chinos en la cárcel,
Soñé a Mao recluido en los intestinos de La ciudad Prohibida,
Soñé que el temor de los chinos lo seguía venerando,
Y soñé a sus súbditos cincuenta años más tarde,
Traficar con Coca Cola en Plaza Tien-An-Meng
Soñé a Japón de la era Meiji,
Lo soñé occidentalizase por decreto imperial,
Soñé la brutal apertura de la isla al mundo,
La anulación de los samuráis como casta,
La sublevación de Kumamoto de 1876,
Soñé la profética Liga del viento divino,
Y la guerra ruso-japonesa,
La industrialización de hormigas,
Pearl Harbor, los gloriosos kamikazes,
Hiroshima, Nagazaki y el hongo radioactivo,
El emperador que se vuelve hombre,
Soñé a Mishima y a su íntimo puñal en la palabra,
Soñé su último seppuku,
Soñé a Kawabata respirar el gas, de su disolvencia Zen.
Soñé a Japón dormir un sueño post-industrial,
Ebrio de realidad virtual, de Yakuza y tecnología de avanzada.
Soñé sus nuevos seres humanos.

Soñé al águila de tiras y estrellas,
Tomar conciencia de su poderío y su fuerza,
La soñé dueña del mundo: un crisol de razas y pueblos,
La soñé soñar como el antiguo imperio de los césares ,
Y extender sus límites sutiles, más allá de lo conocido,
La vi comerse al invencible oso,
La ví jugar con la Pax Augusta, como otrora los Romanos,
La vi seduciendo con los oropeles del consumo ilimitado,
Y soñé a Poe soñar su vida, a Whitman cantar la suya,
A un mafioso soñar Las Vegas,
A Hemingway volarse los cesos, a Faulkner soñar su Sur.
A Crisálida-Capote esperar convertirse mariposa,
A Stenibeck filocomunista , a Warhol en el país de las maravillas,
A Bukovsky en “la otra América”,
Al genial y reencarnado Patton combatir su guerra privada en un film,
A Hendrix, Morrison y Janis autodestruirse,
A Marilyn, Elvis, Ginger and Fred entre lentejuelas y purpurina.
Soñé al Aguila en tantas y tamañas guerras,
La de secesión, La primera y La segunda:
( Soñé que se desarrollaron solo en Europa pero fueron “mundiales”),
La soñé en Corea y en Vietnam, persiguiendo “demonios rojos” y fantasmas negros,
( Soñé al genial Stone reconstruir sus propios infiernos en celuloide ) ,
Soñé el 11 septiembre y las Twins Towers,
¿Era necesaria tanta sangre para apagar tanto fuego?,
“Solo la serpiente conoce las patas de la serpiente”.

Soñé a los barbados de Cuba, navegar en una cáscara de nuez,
Sostener en apostólicos doce, una revolución imposible,
Contra un tirano imposible,
( “la cíclica lucha de Patricios contra Plebeyos” soñé ),
La de David contra Goliat en el corazón de la Sierra Maestra,
Con ametralladoras e ideologías a prueba de balas,
Soñé a Castro, el patricio abogado de la izquierda,
Al argentino Guevara de la Cerna, y a su mito: “El Che”,
A Cienfuegos en caída libre piloteando un avión sin retorno,
Soñé a Silvio Rodríguez y a Pablo en guitarra, a Guillén en rima,
A “Bola de Nieve”, a Celia Cruz en voz.,

Soñé a mi Argentina y a sus mitos:
El Che,
Gardel, Evita, San Martín, Rodrigo y Maradona,
Soñé el dulce de leche,
Soñé a Borges, el tango, Pichuco y la birome,
Soñé a Máxima, la flor más delicada y sugestiva en el jardín de Holanda,
Soñé que el tango culminaba en ricas cortes, su largoa viaje iniciado en lupanares,
Soñé a Perón, “Al Peludo”, Subiela, Solanas y Piazzolla: un mate amargo y se me pianta un lagrimón.
Soñé al ufano “Granero del mundo”, a los infames y la bicicleta,
A los desaparecidos, sus madres, hijos y abuelas.
Soñé Malvinas a corazón abierto,
A Parravicini, su “lider gris” y su futura “tierra de promisiones,”
Soñé a las generaciones futuras en Internet y “la aldea global .”
Soñé una sola casta: La de humanidad,
Una sola ciudadanía: la del mundo,
Un solo Dios: El amor,
Soñé que así será,
Soñé que así sea...

Nov 23 1999

jueves, 20 de enero de 2011

COMPLEJIDADES DE NEON


Hace poco que estoy en Buenos Aires y hace mucho leí un libro de Julio Mafud: “La Conducta Sexual De Los Argentinos”. Leí hace quince años en este libro: “En la sociedad moderna argentina han desaparecido todas las categorías “naturales” del sexo. Todo: Masculinidad, femineidad, normalidad, anormalidad, están sometidos a un proceso violento de cambio”. Mafud para mí se quedó corto, me explico con un ejemplo:
En Buenos Aires, hace poco, visité a un viejo amigo: “el Indio Sarmiento”. Porteño, peronista, bostero, metalero y últimamente convertido a la fe del 2x4. Como se apreciará, la vida del Indio es una suerte de olardía a la coherencia ideológica, excepto por el último punto. Interrogado sobre este último ítem (el porqué de su conversión al tango) me respondió:
-“Cuando se es adolescente todo lo que uno necesita es rock y, como adolece entre otras cosas de un gusto formado, cualquier bondi de deja algún lugar. A los veinte eran los Clash y Sumo, pero a los treinta el rock ya no te ofrece más respuestas y, llegando a los cuarenta ya ni siquiera te ofrece preguntas. A los cuarenta todo es puro cuento”
Allí, en el mismísimo equipo de audio donde antaño –doy fe- habían estallado Black Sabath, Led Zeppelín, Venom y Exiter, hoy desgranaba un tango la oxidada voz del “Polaco Goyeneche”. De pronto y –como para demostrarme empíricamente la aparente coherencia del todo- con el control remoto Sarmiento hizo un cambio de CD, donde los V8 empezaron a aullar una versión trash-metal de “Cambalache”. Versión que –intuyo- hubiera revuelto a Discépolo en la mismísima tumba.
- ¡El “kía” era un heavy o un punk Tano, sentí esa letra!- agregó eufóricamente - lo que pasa es que el heavy o el punk todavía no se habían inventado. ¿Te das cuenta que somos la primera generación que vio a sus estrellas de rock hacerse viejos? De observar a Van Morrison y a los Stones nos damos cuenta de cómo la gente crece, de observar a los Bee Gees o a ELO (Electric Light Orchestra) nos damos cuenta de cómo la gente simplemente se hace vieja, gagá o muere. Quizá por eso es que esta música hoy es nostalgia, pero el Polaco…el Polaco suena como si hubiera grabado esto ayer a la tarde. ¡Què lo parió!
Sarmiento estaba sentado frente al televisor. Con el teléfono en las rodillas, un pedazo de pizza fría sobreviviente de la cena de anoche y el diario en el apoyabrazos del sillón. Mientras relojeaba unos avisos en la hoja de clasificados, le pregunté si estaba por comprar algo, porque no me lo imaginaba buscando un laburo en los clasificados. El Indio me miró y señalando la caja fría y grasosa de pizza me dijo si no quería un pedazo. Le dije que no con un gesto cercano al asco. Sarmiento agregó semiatorado entre tos y tos :
-Esta noche voy a llamar una minita con el mismo sistema de delivery-pizza. Cuando se vaya vuelvo a poner al Polaco, miro una película serie B en la tele, me sirvo un vaso largo (bién largo) de Juanito Caminador etiqueta negra, y cuando me canse de disfrutar de la vida, decido si me suicido o si me voy a dormir hasta que tenga que levantarme” ,me dijo con un muy porteño gesto de desdén en la comisura de los labios.
Entonces trato de convencerlo sobre las ventajas de construir una relación seria con una mina como la gente. Un pequeño proyecto de pareja, una convivencia, una vida juntos… un cachorrito, qué se yo, eso, vos me entendés nocierto?
-¡No me jodàs Tano, se te nota que sos provinciano! Yo ya me comí todas las inferiores, a los veinte uno se banca cualquier loca que ande suelta por las mismas razones que escuchàs a los Clash o los Sumo. A los treinta y pico, con un divorcio encima y varias carreras ganadas y perdidas, uno ya sabe que por más buena que esté si está mal de la azotea no hay forma. A los cuarenta uno tiene la certeza que para involucrarse con una dama no debe ser menos que eso, una verdadera dama, y ya no quedan. Entonces se recurre al sistema de delívery-pizza. Además, a mí de chiquitito me enseñaron que el sexo es algo sucio, y que había que ocultar, así me gusta el sexo a mí. Lo único que necesito hoy es un poco de sexo... decime, ¡pero con una mano en el corazón! ¿Qué te parece mejor? ¿“Ardiente brasilera nivel ejecutivo”, “Tetamanti cumple todas tus fantasías”, o “increíble rubia labios- de- fuego- nunca Barby”?...

Fuente: Julio Mafud, “La conducta Sexual de Los Argentinos” Editorial Distral, Bs. As 1988.

miércoles, 5 de enero de 2011

FIESTAS


Yo sé que la gente constantemente necesita estar festejando cosas. También sé que con el paso del tiempo -y los años- me he vuelto más intolerante y taciturno. Frecuentemente y por razones que tienen que ver con la diplomacia conyugal o la paz familiar, me he sorprendido a mi mismo sentado en el living de una casa totalmente ajena , rodeado por absolutos desconocidos, o apenas conocidos, con los que no solo no tengo nada en común, sino nada de que hablar..(¡Que cosa el tiempo!¿No?..y Boquita? etc.etc. ) . Generalmente estoy frente a una serie de cuadraditos y rodajitas comestibles (a veces semicomestibles) preguntándome porqué he reincidido en una fiesta, cuando la última vez me había jurado justamente eso: que era la última. En mis épocas de soltería, o cuando estaba recién separado eran una buen ocasión para establecer un primer contacto con el sexo opuesto...hoy son lo opuesto del sexo. Cuando viví en Italia llegué a pensar que fiestas y juntadas estaban justificadas en el plano moral, solo por las habilidades culinarias de los dueños de casa. Pero con lo años he llegado a una verdad universal e inmutable: nada en el mundo supera las milanesas al escabeche de mi tía Aída. No importa en la parte del mundo en que me encuentre, ni del chef del que estemos hablando.
Para no aburrirme en las últimas fiestas a las que asistí empecé a mirar la gente con ojos entomológicos y a descubrir que en las mismas , las personas cumplen con roles predecibles: el chistoso, el alegre-optimista, el recién separado /a, el hipocondríaco /a , el callado /a, el discutidor /a, el conciliador. El tipo de peluquín obvio que se comporta como si fuera su melena natural de toda la vida. Yo respondo al perfil “callado-contrera-en-fiesta”, y generalmente abro la boca para evidenciar alguna contradicción ante la sorpresa o el espanto de algunos. Por ejemplo, si el ambiente es muy radicheta (o gorila) hablo de las innegables virtudes-habilidades del General. En este caso generalmente agrego que fue el primer presidente en sentar a la clase obrera argentina en la mesa de negociaciones con la patronal. Si pasa lo contrario, digo que como “La Tortuga” no hubo presidente bueno y honesto, lástima que durara tan poco.... y así...hasta el pingüinaje y la interminablería.
En la última fiesta a la que asistí, la gente presa de un raptus económico-consumista se había levantado a las siete de la mañana para cocinar cantidades de comidas que hubieran alimentado a media África agonizante. Uno de los comensales había traído un cerdo entero especialmente asado en el horno de una ignota panadería: con cabeza, dentadura blanca en total exhibición y gesto crujiente de no haber tenido una muerte feliz.
Antes de medianoche, varios beodos evidentes dirigían palabras pobremente dotadas de coherencia a sus hijos, consortes y nietos. Algunos con el tiempo, se retiraron repetidamente al baño a cumplir con el antiguo ritual romano del “vomitorium”. Al las doce el cielo pareció derrumbarse sobre nosotros y varias madres tuvieron que llamar a la prudencia de sus cachorros ya que –afirmaban- no querían terminar con ellos en el hospital curándoles quemaduras de gravedad.
Al otro día -la ciudad enmudecida- nadaba en basura y moscas. Supe por el noticiero que a un niño o niña de tres años lo había matado una bala perdida en Bernal, y que habíamos osado llamar a todo esto “Navidad”. Jamás (juro) en toda la noche, escuché una reflexión sobre aquel que le daba motivo o nombre a la fiesta. Jesús, “El Nazareno”, había sido el “gran ausente” de la misma, como Godot en la tragicomedia en dos actos de Samuel Becket. Los rigurosos “feliz navidad” de la noche anterior, me retumbaron en la cabeza como frases desprovistas de sentido ¿Cuál es el sentido de nuestras fiestas posmodernas? ¿Por qué no llamamos las cosas por su nombre? ¿El “Potlach” de fin de año por ejemplo? A veces creo que los antiguos eran más brutales pero mucho menos caretas que nosotros. Los romanos sin ir mas lejos, se juntaban explícitamente a emborracharse, a comer manjares, a tirarse sobre vestales al igual que sobre prostitutas. Se lee en algunas crónicas de la època: “el cumpleaños de Cayo, en el que ofrecerá diez prostitutas vírgenes y caviar recién extraído del mar Caspio, junto a la posibilidad de someter a la esposa de Domiciano, como parte de un castigo que su propio esposo le ha impuesto”... No digo que yo participaría en una de esas fiestas, pero debemos reconocer a) que eso es llamar las cosas por su nombre, sin eufemismos lechuguinos. b) esas sí que eran fiestas.
Ya es suficientemente difícil encontrar interlocutores válidos en la vida cotidiana que decodifiquen lo que queremos decir, ¿Por qué pretender que nos divirtamos al encontrarnos con perfectos desconocidos, semiconocidos o detestables conocidos en una “fiesta”?...Ah, se me olvidaba: ¡Felicidades!