miércoles, 27 de agosto de 2008

EN EL CIELO LAS ESTRELLAS Y EN EL CAMPO LAS ESPINAS


Al finalizar los 45 minutos de mi primer clase de “Estructura Económica”, en mi primer día de universidad, yo había tomado una decisión irrevocable: Algún día sería profesor universitario y trataría de llegar (en mi campo) a los niveles de erudición del profesor De La Marre ( alias “el Loco De La Marre”). De las complejas y seductoras teorías económicas, hoy no me acuerdo de casi nada, excepto algunos conceptos básicos que dijo el profesor no debíamos olvidar:
Concepto 1: Azeglio –me dijo con indudable voz de teofanía económica – en economía Ud. puede tomar la medida que se le cante, lo que nunca va poder evitar son las consecuencias. Ud. está obligado a pensar en las secuelas a corto, mediano y largo plazo de la medida que tome, sino, mas vale que busque la salida de emergencia de la cartera de economía que le toque.
Concepto 2: La economía mundial en general y la Argentina en particular es inevitablemente, terriblemente, patológicamente cíclica. Y nuestros ciclos económicos han estado asociados siempre –digo- siempre, a los ciclos económicos mundiales, sobre todo al de aquellas economías que condicionan y/o determinan nuestro ciclos (actualmente –nada es casual- EEUU está en crisis) Hoy día, estos ciclos tienden a ser cada vez más frecuentes, profundos y con consecuencias generalizadas sino deletéreas para los países subdesarrollados (¿Tengo que –dolorosamente- escribir que nuestro país es subdesarrollado ?).
Concepto 3: Hay que tratar a toda costa que la parte descendente de una oscilación económica, esto una la crisis, se transforme en una crisis política. Sobre todo si a la inevitable caída de los indicadores económicos, se le añade una pizca de debilidad, de contradicción o megalomanía institucional. Más que nunca, en días en que la frontera entre lo económico y lo político es cada vez más lábil y borrosa.
Ahora bien, del primer concepto enunciado podemos decir, nuestra historia económica ésta plagada de ejemplos variopintos, extremos y bipolares que oscilan entre intervensionismos estatales dignos de Cuba o a la ex Rusia comunista (confitería “El Molino” de Bs. As intervenida por el estado para evitar su quiebra por ej), hasta medidas de darwinismo neoliberal que harían poner los pelos de punta a los mismísimos “Chicago boys” (privatización de recursos históricamente considerados como estratégicos aún por EEUU cuna del neoliberalismo) en los que no solo jamás se pensó en las consecuencias a ningún tipo de plazo, sino en las que mediaron intereses mezquinos y antipatrióticos.
Del segundo concepto, acotamos que nuestro país enfrentó en el siglo pasado diecinueve caídas de los niveles productivos hasta mínimos históricos que se creyeron insostenibles, lo que nos daría una media (100 dividido en 20) de una crisis (o bonanza) cada cinco años. En los que prevalecen (como país agrario que somos) conceptos tales la variación del nivel de volumen físico de producción del suelo (“el famoso campo”), los precios de los mismos, y el grado de absorción de los productos en el mercado internacional.
Por último el tercer concepto (¡Hay el tercer concepto!): El fracaso del plan Austral de Alfonsìn a un quinquenio de su asunción , provocó una crisis hiperinflacionaria del 89 (crisis económica) lo que acelera la entrega del poder a Carlos Menem (crisis política). El “efecto tequila” de 1994, cinco años más tarde, que hace tambalear el modelo Menem Cavallo, hasta ahora en pleno auge, donde el PBI cae bruscamente un 4,4%, se fugan 8000 millones de dólares del país ante la incertidumbre, cae el consumo 15,9% y aumenta el IVA en 3 puntos, de 18% pasamos al 21% (uno de los más caros de mundo) siendo considerado este un punto de infección (político) en su gestión. De De La Rua (su corralito y su blindaje) no vale la pena ya ni hablar, ni escribir, ni sentir vergüenza ajena. Llegamos a Duhalde, un buen piloto de tormenta bajo mi punto de vista -mal que le pese a sus detractores- y finalmente a los cinco años de crecimiento económico sostenido de la gestión K, que coinciden con uno de los ciclos de bonanza más grandes que el mundo (concepto 2 del presente artículo) y nuestro país hayan tenido desde 1970.
Dicen que en el antiguo Japón, cuando alguien le tenía que dar una mala noticia al emperador, jamás lo hacía en forma directa. Era grande el temor a caer en desgracia con el soberano-dios y ser el “portador decapitado” de una mala noticia. Su autoridad simplemente no podía ser cuestionada.
Por ende, ministros, cortesano y leguleyos recurrían a una estrategia simple e indirecta. Le decían que algo extraordinario y sobrenatural estaba sucediendo en algún lugar del imperio, por ejemplo, que había nacido un cisne con dos cabezas o un cerdo con tres rabos, o que una gata acababa de parir tres perritos. Esta era la señal para que el emperador supiera que algo malo estaba pasando y que había que tomar medidas estratégicas urgentes, para así evitar una debacle antes que fuera tarde.Ojalà alguien del entorno de Kristina, le esté diciendo en este momento que en nuestro campo se han encontrado vacas-radioactivas-verdes que dan una rara especie de leche ultravioleta y que está creciendo una nueva y extraña mutación de soja: la soja con espinas.

INTELECTUALES


Se pueden identificar en este momento pocos intelectuales en la Argentina al servicio de la verdad, o al servicio de la comunidad en la que vive. Hay mucha gente criticando con grandilocuencia, remasticado viejas fórmulas, dándole una apariencia de seriedad científica a sus poquezas intelectuales y a su falta de coraje: hablan en inglés de Chicago o Harvard, en “europeo” (cuando no - todavía - en chino en ruso) nadie habla en argentino. Hay miedo en los círculos académicos de agitar ideas e ideologías realmente nuevas. Hay miedo al ridículo, a quedarse “fuera” del pequeño círculo de los preclaros. Se siguen repitiendo los ticks de una cultura moribunda. Por tic entiendo eslogan repetido, expresión antigua, alógica y emotiva, hecha solo para emocionar e impresionar, no para razonar y discutir constructivamente. No para aportar ese oxigeno intelectual que nuestro pueblo está necesitando. Las modas se esquematizan en fórmulas y se emotivizan en slogans: no es un mal per se que estén de moda la alienación y la cultura de masa, es un mal que estas modas adulteren y empobrezcan nuestra cultura y nuestra instrucción. Es un mal que la cultura (y con ella la educación) quede reducida a aquello que Umberto Eco llamó en un ensayo los conceptos-fetihce. O sea esquemas, etiquetas, conceptos no conocidos realmente, expresiones de significado ambiguo con fuerte carga emotiva, y poco rigor racional.
Así muchos de nuestros intelectuales se dejan llevar por este uso y abuso de estos fetiches, hablan para despreciar o exaltar pero no para conocer, faltando de esta forma a su verdadera función de intelectuales: la de - repito - comprender, conocer en profundidad y de esta manera “aportar” a su pueblo.
Pero esto, el hecho de producir ideas nuevas e inclusive incómodas, ha sido siempre el deber y la ventaja de pequeñas, de corajudas (y también presuntuosas) minorías intelectuales.
Y ahì están nuestras universidades y sus “claustros académicos” que son cada ves más eso: “Claustros”, es decir lugares cerrados, donde catedráticos, magísteres, doctores y graduados ejercen su oficio perdiendo el contacto con el mundo real. Se trafica cada vez más con conocimiento, se tiende cada vez más a la erudición y poco hacia la cultura. El erudito no hace otra cosa que repetir al dedillo teorías y teoremas, demostraciones renombradas y rimbombantes. Cita libros. Libros consagrados de autores canonizados por el establishment cultural. El erudito no solo repite sino que estimula a repetir. Al contrario de esto, la cultura “crea”, llena un vacío allí donde hay una profunda necesidad insatisfecha.
El sistema de calificación imperante en nuestro sistema educativo, en términos generales premia al que mejor repite, al que asegura la perpetuación del sistema. Un sistema que en el caso Argentino, dicho sea de paso, no hace mucho por los argentinos ni la Argentina.

miércoles, 20 de agosto de 2008

EL OJO DE LA AGUJA




En 1983 mi grupo de estudio en la universidad eran “El Mudo y “El Cabezón”.Estudiábamos mucha economía y estábamos casi todo el día juntos. Los tres teníamos extracciones sociales y filiaciones políticas distintas, entonces se armaban discusiones aguerridas y simpáticas, que hoy recuerdo como los inexpertos amagos de tres adolescentes que jugaban a ser “hombres serios y con una opinión formada”.Una tarde con “El mudo” nos trenzamos en una discusión sobre el tema de la “plusvalía” marxista, el proletariado, los “cabecita negra” y los mecanismos de despojo de todos los imperios existidos y existentes: Los explotadores eran los malos de mi película.
Mi compañero -de familia muy católica- estaba parcialmente de acuerdo, pero me arrinconaba argumentalmente con otro tipo de lógica (una lógica magnánima) pero sin piedad. Yo perdía a todas luces. En un manotazo de ahogado saqué un inesperado haz de la manga, cité la Biblia, el evangelio de San Mateo en donde Cristo le dice a un hombre joven y rico que venda todo y lo reparta a los pobres. El ex carpintero de Nazareth remata este episodio con una frase lapidaria: “Mas fácil es que pase un camello por el ojo de una aguja, que un rico entre en el reino de Dios”.En principio no había duda, un camello no pasa por el ojo de una aguja. Ni a palos. El ojo de una aguja solo mide unos milímetros y un camello a) mide como un caballo o más b) pesa como una vaca c) ostenta varios metros cúbicos de masa muscular y hueso... no pasa. O sea, un rico no entra en el reino de los cielos.
Sin inmutarse (y haciendo caso omiso de su sobrenombre) “El Mudo” me dijo que en realidad “el ojo de la guja” era un antiguo paso, una parte de un añejo camino que -en los tiempos de Jesús- si uno iba montado en camello era complicado pasar. O en su defecto, un tipo de puerta angosta o pórtico de las antiguas ciudades amuralladas donde era difícil entrar con un dromedario o símil. “Ojo de una aguja” era en realidad una metáfora.
Otra explicación era que lo que Cristo dijo era “kamilos”, que significa “cuerda” y no camello, como tradujo algún escriba displicente. No tuve respuesta válida contra la erudición teológica de mi amigo y la anécdota quedó almacenada en alguna parte de mi cerebro (y mi ego vencido) durante veinticinco años. Los otros días leyendo un libro, “Animal de Radio” de Lalo Mir y Carlos Barragán donde trataban -para mi sorpresa el mismo tema- Barragán da tres variaciones posibles al misterio del camello y de la aguja.
O Sea:
“Versión 1: Camello de verdad, aguja de verdad, ricos fuera del cielo.
Versión 2: Camello de verdad, aguja de mentira, los ricos pueden entrar pero les va a costar.
Versión 3: Aguja de verdad, camello de mentira (kamilos es cuerda) los ricos entran al reino de los cielos como por un tubo.”
A través del tiempo el cristianismo pasó de ser una religión marginal nacida en la periferia del Imperio Romano, al fenómeno global (muchas veces mediático y multinacional) que hoy conocemos. Y creo que a medida que los ricos se fueron convirtiendo al cristianismo, cada vez fueron aceptando menos que Cristo los hubiera dejado fuera del paraíso, así, en una sola frase. Acostumbrados desde hace siglos a hacer lobby para entrar donde quieren, este fenómeno no tardó en manifestarse en las interpretaciones que los exegetas bíblicos hicieron de la frase. Coincido con Barragán en el texto de su libro donde dice que si los pobres hubieran sido los aludidos por el Señor en el tema de la aguja y el camello (acostumbrados a quedarse siempre afuera de tantos lugares) hubieran tomado todo con “cristiana resignación”. Y coincido con también Mafalda cuando (en su atemporal sabiduría) sentencia que : “para amasar una gran fortuna hay que hacer harina un montón de gente”.

Fuente: “Animal de Radio”, Lalo Mir, Carlos Barragán Editorial Sudamericana, octubre 2003.

lunes, 18 de agosto de 2008

BATMAN Y EL GUASON UN SOLO CORAZÒN


Al niño que hay en mí, mi mujer lo sorprendió con un regalo que el adulto, no se hubiera permitido: un par de entradas para ir a ver “Batman el caballero de la Noche”. A pocos minutos de empezada la película ya había sucedido lo inevitable, yo estaba encantado con el Guasòn que, en comparación con el hombre murciélago (ni hablar del aburrido Bruce Wayne) me resultaba fascinante. No digo que el resultado era predecible, ya que desde chico simpatizaba más con la trágica suerte de los maleantes, que con los predecibles triunfos de los engominados superhéroes. Digo que Batman (la disociación sicótica de un millonario que en su tiempo libre se dedica a la cacería de delincuentes con costosísima tecnología) resulta poco interesante al lado de la perturbadora iniquidad del Guasón. El payaso resulta siempre coherente y creativo en su malignidad pero en general -si uno analiza la mayoría de los cómics- los villanos siempre se muestran tal como son y son los héroes los que deben mantener una doble vida: Clark Kent/periodista/Superman, Peter Parker/fotógrafo/sobrino ejemplar/Hombre araña, Wayne/filántropo/empresario/Batman. Como en la novela de Stevenson (Dr.Jekill y Mr.Hyde), lo que se oculta adquiere una categoría terrible y siniestra para quién lo lleva.
A esto me suena el nuevo Batman, donde flota todo el tiempo la idea de que nada es para siempre y nada es lo que parece ser. Donde no hay moralidad intachable ni ética que a priori no termine sucia.
Si bien el problema filosófico que desatara el Dr Jekill en la soledad de su laboratorio parte de lo mismo y crítica a una época. El hecho que el film se apropie de esta idea me gusta, torna por momentos el contenido oscuro y denso pero con sustancia.
Batman es indistinguible de sus enemigos en cuanto a la metodología que utiliza para combatir el mal. De hecho el hombre-murciélago combate a la violencia con más violencia, al crimen con la violación de la ley en pos de un fin superior, al diablo con las armas del diablo. Batman todo el tiempo le hace honor a Maquiavello. Lo único que lo distingue de sus malhechores perseguidos es la incapacidad del enmascarado ante el hecho de matar….cuando puede terminar con alguien que le inflinge dolor, Batman lo perdona, lo salva… y todo vuelve a empezar.
Si en términos jungueanos Batman es “la sombra” de Wayne, entonces el Guasòn es “la sombra de la sombra”. De hecho en un momento de la película, el siniestro y sádico payaso le declara a Batman que no quiere destruirlo porque èl –en realidad-“lo complementa”. Más que un desafío parece toda una declaración de amor a un sadomasoquista millonario que vive solo, que juega con disfraces de cuero negro, con la única asistencia de un viejo mayordomo, y que tiene una doble vida que denota tendencias violentas y compulsiones neuróticas. En este punto cabe preguntarse si toda esa violencia no es en el fondo un juego perverso de seducción.

LA MUERTE DE NORBERTO PAPPO NAPOLITANO


Era “pesado” en todas las acepciones y connotaciones de la palabra. Y tenía aficiones que practicadas con cierta periodicidad obsesión y método, no es improbable que desemboquen en la muerte: el rock y la velocidad.
No voy a escribir que era uno de los “padres fundacionales” del rock argentino porque suena a homenaje, a monumento. Y “el Carpo” era precisamente eso: el “antihomenaje”, el “no-monumento”.
La leyenda de Pappo nace en los años 60 en “La Cueva”, en aquel tiempo en el que se comienza a cocinar ese gran “caldo de cultivo” que intentaba darle color local a “esa” inspiración sonora internacional llamada rock. “La Cueva”-decía- le ve nacer, ese “antro” dónde se mezclaba misticismo oriental con música, sexo, psicodelia, delirio y –por supuesto- otras yerbas, es su primer palco.
Es en esa época cuando Integra la primera formación memorable Los (embrionales) “Abuelos de la nada”; por ese entonces ya hacía tiempo que había dejado la guitarra criolla para pasar definitivamente a la eléctrica, y en el pasado había quedado su primera banda de barrio: Los buitres.
Es en 1969 (con apenas 19) cuando Los Gatos lo sacan del anonimato. Estuvo dos años al frente de la primera guitarra y después viene el primero de sus muchos “fines”. Pappo indiscutiblemente quería rock, del duro, y hacía ahí empezaría a caminar....o correr.
Entonces llegó el primer Pappo´s blues de la mano de Black Amaya y David Lebón. Y comenzaron a sucederse los discos hasta que se dio el primer stop: su viaje a Londres en 1971. Mientras trabajaba de lavacopas, en el primer local del Hard Rock Café de esa ciudad, Pappo pudo ver en vivo al Cream de Eric Clapton, a King Crimson, Jethro Tull y hasta presenció el nacimiento de Motörhead banda con la que luego llegaría a tocar.
El camino que recorrería Pappo a lo largo de su vida sería largo, sinuoso, plagado de saltos a través del océano, de viajes hacia el norte, bien al norte, de fundaciones y refundaciones de sí mismo, de su mùsica y de sus bandas.
De regreso en Buenos Aires en 1980 forma Riff, su siguiente agrupación. Acompañado por Michel Peyronel (hoy señor de la FM Tango) , Héctor "Boff" Serafine y Juan García Haymmes, este grupo grabaría cinco LPs y es considerado como el principal responsable del auge del rock and roll en la Argentina en la década de los '80.
Tras grabar y presentar "Pacto diabólico" (1987), Pappo se instaló en Los Ángeles y formó una nueva banda, bautizada The Widow Maker ("el hacedor de viudas"). Con ella realizó una mini gira por América del Sur y por 24 ciudades de Estados Unidos.
Para fines del año 1992 toca junto a B.B.King en Obras y luego telonea a los Guns N'Roses en River. A mediados de 1994, Pappo gira nuevamente por Estados Unidos y se presenta por segunda vez con B.B.King, en el Madison Square Garden de New York. Es el ápice de su carrera, Pappo toca “el cielo con las manos” y el blues con los grandes de la tierra....¿Qué mas podía pedir el autodidacta muchacho de Buenos Aires ?
El Carpo" dominaba como los grandes las diferentes tonalidades del blues, conocía los colores de un buen boggie, palpitaba en el rock con guiños de rockabilly, poseía la melancolía de una balada y el tono dramático que hace al mejor tango....perdón al mejor blues.

Estuvo varias veces en San Juan. Marcelo Cricco fue su anfitrión, su amigo y en una oportunidad el custodio de su más preciado bien: su guitarra. Los “pibes” del barrio no lo podíamos creer.
Recuerdo de él un par de cosas:
Una surreal versión del Himno Nacional Argentino tocada “tiempo de blues” y cantada con su anacrònica voz.
Un sentido del humor tan sutil como el aceite para autos SAE 90, o tan fino como una milanesa a caballo con papas fritas comida en un bar del Dock Sud. Cuando se lo comenté a Marcelo me contestó: ¿Y què querías del “Carpo”? ¿Qué se comportara como Madre Teresa?. Tenía razón.
Por eso cuando me sorprendí con la noticia de su muerte en la Harley me dije: ¿Y cómo pretendías que muriese Pappo? ¿Abuelito chocho y en la cama de un geriàtrico?

26-feb- 2005

EL OTRO


Dicen que uno no conoce realmente a su cónyuge sino hasta que se separa. Un buen día te despertàs y -si tenès suerte- estàs durmiendo con un extraño, sino con el enemigo. Aquella persona con el aura llena de flores de la que te enamoraste; aquella persona que te besaba y te necesitaba. La persona que te esperaba y juraba y perjuraba que lo de ustedes era distinto, que iba a ser par siempre etc. etc... està a punto de destruirte. Ha cavado una trinchera con la ayuda de un Código Civil y está a punto de disparate con artillería pesada... mal. Pero mal de verdad.
Si te madrugaron, y el instinto de supervivencia (o el mal uso de la razón) no te advirtió que pedir un poco de filantropía o una tregua es inútil. Si trataste de dialogar, de componer las cosas, de entender que está pasando o qué pasó...comprobàs dolorosa y empíricamente que es peor. La otra parte, ahora más segura de su poder (probablemente “endorfinada” por otra o una nueva relación) se reafirma en su postura de dureza. A estas alturas empezàs a intuir que el amor tiene por contrarios no a uno, sino a dos componentes: al odio y su prima-hermana, su majestad “la indiferencia”. Ni siquiera conocès a la persona que tenès adelante, es como si por años hubieras tratado con el amable e inocuo Dr. Jekyll y de repente aparece Mr. Hyde en todo su horror, con toda su oscura magnificencia. “El otro” está frente tuyo, éstas viendo su sombra , la que nunca viste, o la que nunca quisiste ver...depende. “El otro” -tu conocido ex cónyuge- se te antoja una persona extraña, ajena. Es la esfinge, la desmejorada máscara de látex de sí mismo. Entonces alguien dispara el primer cartucho y la guerra comienza. Pasàs del madrugòn inicial, a la toma de conciencia de la herida. Del dolor profundo, a la impotencia, pasando por la rabia y llegando a un estado de beligerancia total. Aparece tu sombra. Sos tu sombra.¿Por qué? te preguntàs en medio de ese batifondo emocional del que surgen fantasmas de todos los colores, sabores, tamaños, formas y medidas. ¿Por qué? No cesàs de preguntarte. Vuelven a volar como ráfagas los artículos del Código Civil y el “Derecho de familia” se transforma en un arma arrojadiza entre las partes. Los chicos en un botín de guerra. Es probable que a esta altura “El otro” - por sí mismo o a través de un letrado- haya enumerado puntillosamente las razones ( algunas falsas otras verdaderas ) de su alejamiento. Entonces si todos estos años viviste sumido en un limbo autocomplaciente ( no quise escribir “nube de pedo”) te caen todas las fichas juntas y descubrìs que para “el otro”, vos también eras “Otro”. Para ese entonces ambas partes empiezan a preguntarse con quién han compartido los últimos años de toda su vida y –sobre todo- por qué lo han hecho. “El Otro” te parece aún más extraño, más “otro” que nunca. Si alguien gana esta batalla, seguro que se tratarà de una “victoria pìrrica”, esto es, un triunfo por el que se ha pagado un precio tan alto, que es imposible distinguirlo de una derrota (familia y bienes divididos, hijos traumatizados etc) La pregunta que surge es ¿Cómo oponerse a las fuerzas de cambio que están implícitas en todo el quehacer humano y de las cuales las relaciones de pareja no son la excepción?
Hace poco el ala progresista del parlamento alemán sorprendió al mundo al presentar un proyecto de ley, mediante el cual se hacía del matrimonio civil un acto renovable cada siente años. La pareja podía optar después de un septenio, si remozaban por otro período igual o no. Me pregunto si esto no está más cerca del Derecho Natural, digo, el de la naturaleza humana, orgánica, biológica, endocrinológica de las personas, que sentencia que a los siente años la persona que elegiste, no te va a hacer secretar ese complejo cóctel de hormonas y endorfinas -del cual- el enamoramiento es su resultado.¿Es un acto de ingenuidad pedir un “para siempre” en estos u otros días?, ¿Tuvo descarnadamente razón
Marcel Proust, cuando declamó que “la esencia del amor radica en que el ser amado no existe sino en la imaginación del amante”?
Hay una película argentina que me encanta, y en la que en una época me vi patéticamente reflejado, se trata de la tragicomedia “No sos vos soy yo”. Hay una secuencia en la que el protagonista Diego Peretti, enloquecido de dolor y devastación por el abandono (ya sè lo que están pensando los psicólogos) de su mujer, vuelve a la casa de sus padres, a su cuarto, a sus cosas. Luego de sumergirse en el líquido amniótico de una bañadera tibia, la historia tiene un punto de giro. A partir de ahí comienza a renacer, lentamente. Milimétricamente comienza tejerse una nueva vida a través de una serie de actos nimios, humildes, pero altamente positivos. Al final la alquimia se produce y sale de la experiencia siendo otro hombre, más sabio, más luminoso, menos inercial, mucho más humano y rico. Y sobre todo, vuelve ....no se las cuento véanla, vale la pena.

FIESTAS


Yo sé que la gente constantemente necesita estar festejando cosas. También sé que con el paso del tiempo -y los años- me he vuelto más intolerante y taciturno. Frecuentemente y por razones que tienen que ver con la diplomacia conyugal o la paz familiar, me he sorprendido a mi mismo sentado en el living de una casa totalmente ajena , rodeado por absolutos desconocidos, o apenas conocidos, con los que no solo no tengo nada en común, sino nada de que hablar..(¡Que cosa el tiempo!¿No?..y Boquita? etc.etc. ) . Generalmente estoy frente a una serie de cuadraditos y rodajitas comestibles (a veces semicomestibles) preguntándome porqué he reincidido en una fiesta, cuando la última vez me había jurado justamente eso: que era la última. En mis épocas de soltería, o cuando estaba recién separado eran una buen ocasión para establecer un primer contacto con el sexo opuesto...hoy son lo opuesto del sexo. Cuando viví en Italia llegué a pensar que fiestas y juntadas estaban justificadas en el plano moral, solo por las habilidades culinarias de los dueños de casa. Pero con lo años he llegado a una verdad universal e inmutable: nada en el mundo supera las milanesas al escabeche de mi tía Aída. No importa en la parte del mundo en que me encuentre, ni del chef del que estemos hablando.
Para no aburrirme en las últimas fiestas a las que asistí empecé a mirar la gente con ojos entomológicos y a descubrir que en las mismas , las personas cumplen con roles predecibles: el chistoso, el alegre-optimista, el recién separado /a, el hipocondríaco /a , el callado /a, el discutidor /a, el conciliador. El tipo de peluquín obvio que se comporta como si fuera su melena natural de toda la vida. Yo respondo al perfil “callado-contrera-en-fiesta”, y generalmente abro la boca para evidenciar alguna contradicción ante la sorpresa o el espanto de algunos. Por ejemplo, si el ambiente es muy radicheta (o gorila) hablo de las innegables virtudes-habilidades del General. En este caso generalmente agrego que fue el primer presidente en sentar a la clase obrera argentina en la mesa de negociaciones con la patronal. Si pasa lo contrario, digo que como “La Tortuga” no hubo presidente bueno y honesto, lástima que durara tan poco.... y así...hasta el pingüinaje y la interminablería.
En la última fiesta a la que asistí, la gente presa de un raptus económico-consumista se había levantado a las siete de la mañana para cocinar cantidades de comidas que hubieran alimentado a media África agonizante. Uno de los comensales había traído un cerdo entero especialmente asado en el horno de una ignota panadería: con cabeza, dentadura blanca en total exhibición y gesto crujiente de no haber tenido una muerte feliz.
Antes de medianoche, varios beodos evidentes dirigían palabras pobremente dotadas de coherencia a sus hijos, consortes y nietos. Algunos con el tiempo, se retiraron repetidamente al baño a cumplir con el antiguo ritual romano del “vomitorium”. Al las doce el cielo pareció derrumbarse sobre nosotros y varias madres tuvieron que llamar a la prudencia de sus cachorros ya que –afirmaban- no querían terminar con ellos en el hospital curándoles quemaduras de gravedad.
Al otro día -la ciudad enmudecida- nadaba en basura y moscas. Supe por el noticiero que a un niño o niña de tres años lo había matado una bala perdida en Bernal, y que habíamos osado llamar a todo esto “Navidad”. Jamás (juro) en toda la noche, escuché una reflexión sobre aquel que le daba motivo o nombre a la fiesta. Jesús, “El Nazareno”, había sido el “gran ausente” de la misma, como Godot en la tragicomedia en dos actos de Samuel Becket. Los rigurosos “feliz navidad” de la noche anterior, me retumbaron en la cabeza como frases desprovistas de sentido ¿Cuál es el sentido de nuestras fiestas posmodernas? ¿Por qué no llamamos las cosas por su nombre? ¿El “Potlach” de fin de año por ejemplo? A veces creo que los antiguos eran más brutales pero mucho menos caretas que nosotros. Los romanos sin ir mas lejos, se juntaban explícitamente a emborracharse, a comer manjares, a tirarse sobre vestales al igual que sobre prostitutas. Se lee en algunas crónicas de la època: “el cumpleaños de Cayo, en el que ofrecerá diez prostitutas vírgenes y caviar recién extraído del mar Caspio, junto a la posibilidad de someter a la esposa de Domiciano, como parte de un castigo que su propio esposo le ha impuesto”... No digo que yo participaría en una de esas fiestas, pero debemos reconocer a) que eso es llamar las cosas por su nombre, sin eufemismos lechuguinos. b) esas sí que eran fiestas.
Ya es suficientemente difícil encontrar interlocutores válidos en la vida cotidiana que decodifiquen lo que queremos decir, ¿Por qué pretender que nos divirtamos al encontrarnos con perfectos desconocidos, semiconocidos o detestables conocidos en una “fiesta”?...Ah, se me olvidaba: ¡Felicidades!

LA TORRE DE PAPEL


La primera vez que estuvimos en mi casa materna, al ver las estanterías llenas de libros mi mujer me preguntó si los había leído todos. Sorprendido y entrecortado le respondí que no, que lo había intentado, pero que no había tenido tiempo suficiente.. Ese mismo día, el almuerzo me sorprendió reflexionando acerca de la horrible sensación de no tener tiempo para leerlo todo...o al menos lo suficiente.
Me levanté de la mesa, busqué mi vieja calculadora y comencé a tipear algunas divisiones.
Desde Homero hasta nuestros días, se han publicado en el mundo unos doce millones de títulos. Un lector concienzudo podría llegar a leer unas tres obras por semana (no hablemos de “entender” tales obras). Si dividimos doce millones en tres, nos da una cifra entristecedora: cuatro millones de semanas. A su vez, si un año tiene cuarenta y ocho semanas, necesitaríamos 83.3333 años leyendo de a tres libros y más de mil vidas de unos ochenta años para terminarlos. Desahuciante.
Con reverberaciones borgeanas, Antonio E. Brailosvsky en su libro “La ecología en la Biblia”, paragona esta inconmensurable torre de libros escritos con una nueva torre de Babel. Una torre que no está edificada con ladrillos - esto es claro - sino con palabras. Lejos de llegar al cielo, esta nueva vigía no solo está sin terminar, sino que generación tras generación, se le van a agregando nuevos volúmenes en el intento humano de comprender el mundo, lo conocido y el devenir de ambos. Por primera vez en la historia de la humanidad existen cada vez más información sobre parcelas de conocimiento cada vez más fragmentadas y pequeñas. Cada vez sabemos mucho más sobre mucho menos.
En muchos de estos libros escritos a lo largo de milenios, la idea de una tierra quieta e inmutable está presente con tanta fuerza que hemos tenido reales dificultades en imaginarla de otra manera, esto es, con la variabilidad y la mutabilidad que caracteriza todo lo que nos rodea. Por ejemplo, hace unos cuantos miles de años todo comenzó a enfriarse y el mundo se cubrió de una gruesa capa de hielo, dando comienzo a una larga era glacial en la que se supone murieron todas esas lagartijas gigantes que hoy llamamos dinosaurios. La sucesión de períodos cálidos y fríos son una constante en nuestra historia climatológica desde hace mucho tiempo
Más de una vez –debo confesar- y en medio del “vértigo global”, cada vez que ha temblado una bolsa, ha estornudado un mercado, o se ha sacudido un imperio, he tenido la sensación que esta torre de papel se tambalea cual gigante ebrio.¿ Nos servirá – mejor dicho- servirá de algo hoy todo ese conocimiento acumulado para detener las consecuencias del cambio climático; o de un repentino levantamiento del nivel de las aguas habida cuenta del actual derretimiento polar? Si la respuesta es no, ¿Habría valido la pena entonces leer los doce millones de libros? El futuro siempre fue horrible.