sábado, 22 de diciembre de 2012

RAZONES PARA NO CREER EN EL APOCALIPSIS


Visto el rotundo fracaso de las profecías Maya que anunciaban el fin del mundo para el viernes pasado, quiero empezar este escrito diciendo que  la historia de las profecías fallidas del fin del mundo es  tan larga casi como la historia del Cristianismo. Podemos afirmar que las especulaciones numerológicas  sobre la fecha del fin del mundo y la segunda venida de Cristo comenzaron  en  los primeros siglos de la cristiandad. De poco sirvió la advertencia de Jesús a sus discípulos sobre no pretender conocer el día y la hora de su segunda venida, como así también la fecha del fin. A los interesados en esta ardua (y aburrida materia para el que no está motivado), los remitiría a las  casi cuatro mil páginas, de los cuatro tomos, de la  monumental obra del historiador adventista  LeRoy Edwin Froom, The prophetic Faith of our Fathers, [1] es estas páginas Froom recoge una extraordinaria documentación sobre cientos, o mejor dicho miles de personajes más o menos famosos, que con cálculos más o menos disparatados trataron de fijar  un gran número de fechas, como la fecha del fin del mundo, Armagedón, apocalipsis etc. Sobre todo en los siglos XVIII y XIX, donde se verificó un verdadero auge de este fenómeno. Se puede decir que en este período, no ha habido año que no haya sido indicado como “el año del fin”. Todas  (absolutamente todas) las profecías fallaron, Cristo jamás se presentó a la cita de su segunda venida; y el mundo –obviamente- continuó impertérrito. La reacción de los “calculadores” y “profetas” también ha sido estándar. Han reaccionado de tres formas a saber:
a) Se admite francamente que la fecha era equivocada y se concluye que no es oportuno en general calcular fechas (siendo esta la reacción  más rara);
b) Se declara que el cálculo era justo en cuanto al número de los años, pero errado en cuanto la fecha de partida indicándose un nuevo termino de iniciación, lo que permite desplazar hacia adelante algunos años la fecha del evento previsto;
c) Se declara que se ha esperado la cosa equivocada en la fecha justa. No ha existido ningún error de cálculo: en la fecha prevista ha tenido lugar un evento importantísimo, el error ha consistido en esperar dicho evento en el mundo físico, porque este se ha verificado en el mundo sobrenatural (comienzo de una especial presencia invisible de Cristo sobre la tierra ect.) Siendo esta la explicación que en este momento se da sobre la fallida profecía Maya.
Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial -el episodio más violento de la historia de la humanidad, ya que se cobró entre 50 y 70 millones de víctimas-, las creencias milenaristas ingresaron en otra fase. Tras aquella sucesión de matanzas masivas, el Holocausto Judío y las bombas arrojadas por los EE.UU. sobre las poblaciones civiles de Hiroshima y Nagasaki, el pronóstico de inminentes escenarios apocalípticos se multiplicó por todo el mundo.
El hombre ya poseía el poder para autodestruirse. El fin del mundo anunciado para el pasado viernes da pie para pasar revista a varias de las profecías apocalípticas dadas en la primera mitad del siglo XX en arreglo a los cambiantes contextos históricos:
1948. Un grupo de campesinos italianos aún esperaba la vuelta de Davide Lazzaretti, un profeta del siglo XIX asesinado por el gobierno. Él previó que su muerte inauguraría el Reino de Dios.
1954. La presunta contactada con seres de otro mundo Dorothy Martin anuncia una catástrofe y el rescate de su grupo en una nave. El caso da lugar a un estudio psicosocial pionero, “Cuando las profecías fallan”
 1962. La vidente y astróloga Jeanne Dixon  predice una "alineación planetaria" que destruirá el mundo.
1967. George Van Tassel "canalizador" de un E.T. llamado Ashtar, anuncia que el sureste de los EE.UU. podría ser destruido por un ataque nuclear soviético.
1969. El año del alunizaje del Apolo 11, Charles Manson  predice una "guerra apocalíptica interracial". Fue condenado a prisión perpetua por la matanza de Sharon Tate y varios de sus amigos.
1975. EE.UU. es derrotado en Vietnam. El pastor Herbert Armstrong , quien había vaticinado el fin del mundo para 1936, 1943 y 1972, fracasa por cuarta vez. Los Testigos de Jehová también habían predicho el reinado de mil años de Cristo para ese año. Y también habían predicho el fin para el 1914, 1925
1973. David Berg, líder de los Niños de Dios, predice que el cometa Kohoutek arrasará con todo. Luego, apenas si se ve.
1980. El predicador evangélico Hal Lindsey  dice que comienza el fin de la historia. Profetiza que EE.UU va a recibir un "ataque nuclear sorpresa" de la URSS.
1982. El físico John Gribbin afirma en su libro El efecto Jupiter un alineamiento planetario que desatará el caos. El pastor Pat Robertson vio lo mismo en 1976. Ese año Benjamin Creme anunció que Maitreya, un Cristo, interferiría en los televisores de todo el mundo.
1987. Leland Jensen, del culto Baha´i, predijo que el 29-4 el cometa Halley iba a destruir la Tierra. El 17-7 el místico José Arguelles organizó Convergencia Armónica Internacional, un movimiento que debía reunir 144.000 personas en una meditación colectiva.
1990. Elizabeth Clare Prophet  predice una guerra nuclear para el 23-4. Se pertrechan con armas y víveres a la espera del fin de los tiempos, que iba a ocurrir en 2002.
1991. Louis Farrakhan líder del grupo Nación del Islam, declaró el comienzo del Armagedón. Sus visiones están ligadas con el antisemitismo y la ufología religiosa..
1993. El 19-4, tras 51 días de asedio, el FBI incendia el rancho de la Rama Davidiana, cerca de Waco, Texas. El fuego mata 86 hombres, mujeres y niños, incluyendo a David Koresh, quien anunciaba un inminente final de los tiempos.
1994. Neal Chase, del grupo Baha´i, predijo que Nueva York iba a ser destruida por un ataque nuclear el 2-05. El Armagedón tendría lugar 40 días después.
1996. Otro contactado, Sheldon Nidle, predijo que el 17-12, la Tierra iba a atravesar un "cinturón de fotones" y llegaría a su fin.
1998. Hon-Ming Chen, líder del grupo Chen Tao, dijo que Dios llegaría en un platillo volador el 31-03 a las 10:00 A.M. Dios sería como él y aparecería en el canal 18 de los EE.UU.
1999 Berlitz1999. El escritor Charles Berlitz predijo que sería el año del fin de la Tierra. No precisó cómo sucedería. Para Paco Rabanne el satélite Mir se estrellaría en París el 11-8. Todos hablaron del diseñador profeta. El Y2K, o "el error del 2000", iba a paralizar la Tierra. La "profecía informática" tuvo otros aliados: series de TV, entrevistas y notas sobre "el milenio".
2000. Sun Myung Moon predice la llegada del Reino de los Cielos. Hal Lindsey aconseja a los cristianos evitar hacer planes para este año. Dato excéntrico: Isaac Newton también creía que el Milenio de Cristo comenzaría este año, al igual que los médiums Helena Blavatsky y Edgar Cayce.
2003. La contactada Nancy Lieder, fundadora de la web ZetaTalk, predice la colisión del llamado "planeta Nibiru" para mayo. El gurú nipón Soko Asahara anticipa una guerra nuclear para fin de ese año.
2007. Pat Robertson insiste en que ese año llega el fin del mundo.
2011. Harold Camping predice que el 21-5 regresará Cristo y rescatará a los elegidos. El 21-10 el planeta iba a "estallar bajo la ira divina". El grupo "La verdad eterna", desprendido de la Iglesia Adventista, predijo el fin del mundo para el 15 de octubre.
2012. Varios autores, el más famoso de los cuales es José Arguelles, coinciden en que los mayas anunciaron el catastrófico paso del "planeta Nibiru" o el inicio de una gran transformación el 21-12.
2012. Teóricos y cultores de diversas pseudociencias, como el escritor belga Patrick Geryl, han pronosticado un diluvio causado por una disparatada "inversión de los polos".
Tanta acumulación de fracasos debería  enseñar  algo ¿No será que estos anuncios tienen "fines  muy distintos" que el mero altruismo cristiano por salvar almas? Les dejo la respuesta a ustedes.  


[1] L.E. Froom, The propheticFaith of Our Fathers ( Washinton D.C., Review and Herald Publishing Co, 1948 ), vol. II, p. 124.

viernes, 21 de diciembre de 2012

VIERNES 21 DE DICIEMBRE: EL FIN DEL MUNDO SEGÚN LA PROFECÌA MAYA


Hace no mucho, solo doce años, una gran cuenta regresiva –la entrada del año 2000- se vivió con una combinación de euforia cronológica, combinada con ciertas dosis de paranoia milenarista. Sobre nuestras cabezas sobrevoló el fantasma de un peligro desconocido hasta ese entonces llamado efecto 2000. Las trompetas del Juicio Final no iban a sonar por nuestros pecados en el año 2000, ni se trataba de ningún meteorito que arrasaría la vida en la tierra sin remisión, como anunció oportunamente Hollywood en sus películas Armageddon o Deep Impact. La amenaza provenía de las computadoras, esos dóciles instrumentos creados por el hombre para ayudar en las tareas diarias. Un error de cálculo, la falta de previsión de los informáticos de años pasados, amenazaba con cortar el suministro eléctrico, paralizar hospitales, asesores, transformar computadoras y hasta provocar un holocausto nuclear. Afortunadamente todo quedó en la nada. Y nunca sabremos con certeza si se trató de un alarmismo exagerado o si realmente las cosas se hicieron tan bien, que se erradicó por completo la fuente de los posibles errores. Si se trató de “la madre de todas las paranoias”, o del mejor esfuerzo conjunto emprendido por el planeta en toda su historia (conocida). A los medios de comunicación no les fue mal haciendo titulares apocalípticos para aumentar las ventas. Las condiciones eran óptimas para la credulidad, el problema era muy concreto, una cuestión de ceros. Y si bien los antiguos romanos pudieron crear una civilización sin el cero, parecían inminentes que, por el contrario, la sociedad actual, se derrumbaría sin él. Por suerte no sucedió. De cualquier manera, por esa época y desde distintos campos de la cultura contemporánea se venía anunciando un grand finale.

 

Estos últimos años del milenio vinieron a coincidir el fin de la modernidad proclamado por Gianni Vattimo, el fin de la historia según Francis Fukuyama o el fin del arte que argumentaron Arthur C. Danto y Hans Belting. Todo lo anterior en un mundo que ya había vivido el fin de las ideologías y el crepúsculo de los dioses. Se había abusado de ese afán apocalíptico y como ironizaba David Brooks[1]: “La dificultad de escribir un libro que hable del fin de algo consiste en encontrar cosas que aún no hayan finalizado. La historia, la igualdad, el racismo, la tragedia y la política ya no están disponibles y La muerte de…acapara casi todo lo demás”.

 

El 31 de diciembre de 1999 pasó y no notamos mucho la diferencia con el milenio pasado. Todo pareció seguir en el mismo sitio donde quedó el siglo XX, incluidas nuestras propias debilidades y nuestras grandes contradicciones.

 

Pero como si lo anterior no nos hubiera bastado, inmediatamente empezado el nuevo milenio, surgieron en el horizonte apocalíptico “Las Profecías Maya”. Y cuyos exégetas (la mayoría improvisados, sin conocimientos de lingüística, antropología, arqueología y un largo etc) comenzaron a decir que el 21 de diciembre se acababa el mundo o –en el mejor de los casos- empezaba una nueva era. Que nos teníamos que deshacer de todo lo anterior para entrar en una nueva época en la que habíamos encontrado una nueva fecha fija. Si usted está leyendo esto el viernes 21 de diciembre del 2012 sabe que eso no ha pasado. No han ocurrido catástrofes, no se han abierto los cielos, no se ha estrellado ningún meteorito, no ha llegado ningún “rayo sincronizador” del centro de la galaxia. Sabe que no vivimos en el rutilante comienzo de un nuevo milenio, sino en el turbulento epílogo un milenio que todavía agoniza. Uno de los más contradictorios y crueles de la historia humana (conocida).

 

Epilogo:

 

Quiero cerrar con una reflexión de un gran periodista argentino, un gran desmitificador, Alejandro Agostinelli:

 

A las 00:01 del 22 de diciembre de 2012 todo lo que se dijo sobre el fin del mundo será inútil. Si la "profecía maya" coincide con una catástrofe real, a nadie le importará la teoría: los sobrevivientes estarán demasiado ocupados en salvar el pellejo. Si las "profecías" son, como cualquier persona informada sabe, puras habladurías, tampoco importará: sólo se confirmará la gran habladuría universal y la inaudita exageración de los medios que promovieron la idea para hacer rating haciendo temblar a los más creyentes y entreteniendo a los escépticos, pues tanto unos como otros cambiarán rápidamente de tema. Al final de "la cuenta larga" los más entusiastas del "apocalípsis" o el "cambio de era" serán los menos interesados en mantener viva la cuestión...

 

 

jueves, 13 de diciembre de 2012

DOWNSHIFTING


En mundo del marketing, la vida del consumidor se plantea como una espiral vertiginosa en la que los productos cada vez tienen una esperanza de vida menor; en la que el consumo se sigue acelerando cada vez más. En otro artículo planteamos que de seguir así, si continuamos al ritmo que vamos, solo nos va a quedar consumir rápidamente y desechar en forma inmediata lo que adquirimos para dar lugar a nuevos productos y nuevos deseos.  Pero es posible que esta sensación de vacío que propicia esta espiral de lugar a un cambio de actitud. Que surjan nuevas posibilidades menos materialistas, esto es, conformarnos con menos, valorar lo que tenemos y hasta renunciar expresamente a beneficios materiales en aras de una mayor calidad de vida emocional, lo que los norteamericanos llaman downshifting.

En torno a esta idea del  downshifting, o lo que es lo mismo simplicidad voluntaria como antídoto contra el exceso de consumo, se ha creado la filosofía  de una nueva frugalidad. Ya en el lejano 1995, el 28% de los norteamericanos había elegido rebajar su nivel de consimo de alguna forma, con un grado de satisfacción asociado del 86%. Pero muy mal se tienen que poner las cosas para que lleguemos a esto. Generalmente el psicólogo da un ultimantum o hay un infarto que amenaza  como para que realmente estemos dispuestos a dejar aquello hacia lo que nos hemos encarrilado toda la vida: nuestro poder de consumo.

Me parece que todavía no estamos preparados para el downshifting o al menos, aunque se trate de una tendencia en alza, hay que reconocer que todavía afecta a una parte pequeña de la población. Por ahora dudo que seamos capaces de mentalizarnos para renunciar a un nivel d ingresos mayor para seguir otras prioridades: tiempo con los amigos o con la familia, cultivar aficiones, leer, hacer deportes o simplemente vaguear. Desde luego, la sociedad no lo promueve: ni los medios de comunicación, ni la maquinaria publicitaria, ni las empresas quieren ciudadanos con un menor nivel de ingresos. Quizà alguna producción de Hollywood oportunista se inspire en esos valores, pero no para propagar un cambio de mentalidad (no seamos ingenuos) sino para vender entradas de cine y cobrar royalties.

Hay que tener mucha convicción y estar dispuesto a perder prestigio social, brillo profesional y hasta el respeto de algún familiar para tranformarse en un downshifter. De hecho todas las personas (la mayoría europeas o norteamericanas) a las que he sentido hablar bien del  downshifting lo hacen con sordinas, admirándolo en el prójimo, pero sin desearlo para sí. Y es totalmente comprensible. Desde chicos hemos sido entrenados para desear la colección completa de los 250 absurdos Pokèmon. Las infinitas variaciones de Barbie con todo su universo de complementos etc.  Y el que menos tiene, menos vale.

Solo existe una escalada de deseo, de consumo y facturas que cuanto más ascendente sea, mas subraya el triunfo de una vida. Lo que se deja detrás, ni se ve ni se valora. A la larga lo que importa no es el tiempo que hayas dedicado al mundo interno de quienes te rodean y al tuyo propio. Lo que cuenta son los metros cuadrados de tu casa, la cilindrada de tu coche, las marcas que te visten y los quilómetros recorridos para llegar al destino de las próximas vacaciones. En el mundo de hoy, la famosa frase cartesiana “pienso luego existo”, ha sido transformada por otra “consumo, luego soy”.

Fuente : Juan Carlos Pérez  Jiménez “Síndromes Modernos” Edit: Espasa Hoy. Madrid 2002

viernes, 7 de diciembre de 2012

¿CONSUMADOS, CONSUMIDOS O DIGERIDOS?


A lo largo de sus numerosos y excelentes libros, el profesor  Jeremy Rifkin nos recuerda –no sin un dejo de nostalgia- cómo antaño los productos solían durar décadas en el mercado. En cambio los productos de hoy tienen un lapso de vida de entre tres y cinco años (cuando no menor) antes de ser substituidos por versiones o modelos más recientes. Es más, se puede hablar de una obsolescencia planificada de los productos. Los bienes no nacen para perdurar, sino para morir rápidamente.

Lo anterior se lo debemos a “la sabiduría infinita” de las empresas y los estudios de marketing  que se ponen de manifiesto a la hora de proponernos satisfacciones de las que ni siquiera éramos consientes. “El mercado” no solo atiende las peticiones de los consumidores sino que, en un alarde de perfeccionamiento continuo, inventa nuevas propuestas que al cabo de un tiempo nos parecen imprescindibles (¿Cómo era la vida antes del teléfono celular? ¿Alguien se acuerda de cómo se vivía sin una computadora, sin internet etc? ). Diseñadores, ingenieros, trendsetters, coolhunters, fabricantes y empresarios de todo tipo se dedican a eso y –en un entorno tan saturado- cualquier aportación debería parecernos superflua.

A su vez, los consumidores dedican cada vez menos tiempo de atención a los productos. El intervalo entre la satisfacción del consumo y la aparición del nuevo deseo es cada vez más corto. Todos alguna vez hemos experimentado esa “aceleración de la impaciencia del consumidor” paralela a esa reducción del nivel de atención producida “millares de nuevos productos· entrando y saliendo velozmente del mercado con un ritmo cada vez más acelerado.

Mucha salud mental y un nivel de ansiedad muy bajo hay que tener para no caer en la tentación de este ciclo compulsivo. A esto hay que sumar que los objetos que consumimos se devalúan en el mismo momento en que los adquirimos. Su mera posesión les hace perder el valor de mercado.

Si continuamos al ritmo que vamos solo nos queda consumir cada vez más rápidamente y desechar en forma inmediata lo que adquirimos para dejar espacio a los nuevos productos que estén por salir o hayan apenas salido…y a los nuevo deseos por supuesto. Esta es la situación actual de las cosas, se corre más rápido para permanecer en el mismo lugar.   

Siempre en sus libros Rifkin parece haber detectado incluso una forma para que la fiesta del consumo no decaiga jamás. Recoge la idea de que el futuro del consumo no es la propiedad, sino el “acceso al disfrute” de cuantos bienes y servicios podamos desear en manera temporal. Y que paguemos el precio de alquiler de coches, casas, productos de moda y bienes de todo tipo para poder permitirnos cambian de modelo tras poco tiempo sin arruinarnos. El “acceso pagado” (tiene cierta sonoridad prostibularia la afirmación de Rifkin ¿No?) parece ser la solución para que los mercados se mantengan activos.  Pero la aparición de esta nueva actitud ante la economía, aunque se convierta en otra tendencia, no creo que desplace ni a la posesión y a los posesivos del planeta. Además Rifkin elucubrado de sus teorías hace caso omiso de un pequeño detalle: tres cuartas partes de la humanidad es pobre. Ergo, “el paraíso” –usando una metáfora bíblica- del  “acceso pagado” tiene un “ángel guardián” y una “espada llameante” que vetan la entrada, ellos son: El querubín de la opulencia y la espada del dólar. Sin el beneplácito de estas dos entidades, quedaremos inexorablemente fuera… más allá de cualquier teoría económica elaborada por cualquier aspirante a Nobel de economìa .

 

domingo, 25 de noviembre de 2012

LA GUERRA Y LA PAZ


He podido conversar en Europa con ex combatientes de la segunda guerra mundial. Daba la impresión de estar hojeado libros viejos, encuadernados en cuero pesado,  con quejumbrosas  bisagras de metal , iluminados por la tenue luz de una bujía. Ya nadie “lee” incunables en estos pagos. Algunos de estos ancianos  no se acordaban que habían comido a las doce, pero guardaban de los tiempos de guerra una memoria milimétrica. Me acuerdo en particular de Giovanni Martino, de sus anécdotas en las trincheras italianas del África contra ingleses ( ¡Esos bárbaros! según Giovanni ). Eran casi las mismas que me habían contado - a solo doce meses de ocurridas - treinta años después, en los patios de la Facultad de Ciencias Sociales, ex combatientes de Malvinas. Es que muchas de las realidades que parecen desaparecidas, tragadas por la historia, cíclicamente  vuelven a reproponerse en los días de los hombres, porque en realidad jamás se han ido de su esencia. En el caso de la guerra, su horror  pareciera autogenerarse perpetuándose a través de los siglos, usando como excusas hombres, banderas, uniformes, tecnologías,  slogans, paises...pero el horror sigue siendo el mismo. Y a veces - como dijo Oscar Wilde - “la realidad imita al arte”.

- ¡Nada nuevo m´hijo! (diría esta vez “mi tía Juana” a la que le debo la lectura de la interminable “La Guerra y La Paz” ¡Tolstoi -diría mi “Vanna”- ya  escribió “de eso” hace casi dos siglos, lo que pasa con ustedes “pendejos” es que ya  no leen los clásicos !....Recordando el volumen me pregunto cómo hice para terminarlo, y si alguna vez en  lo que me reste de vida volveré a leerlo.

El conde Lev Nikolaievik Tolstoj nació en 1828 y la novela fue publicada en el 1864, cien años exactos antes  que yo naciera. Cubre el arco temporal de las campañas napoleónicas en Rusia, que va desde el 1805 al 1812, acontecimientos  estos acaecidos antes que el autor naciese.

La novela parte de los esplendorosos salones de la Rusia imperial. Describe las circunvoluciones de aristocracia alrededor del zar Alejandro I. Los siempre concomitantes sexo- títulos nobiliarios-dinero y poder. Parte -repito- de las  artificiosas intrigas cortesanas para  llegar  al campo de batalla.  Donde todo lo anteriormente enunciado  no sirve para nada cuando se está enmedio a la nieve, cuando se tiene el estómago aguijoneado por el hambre y  uno se piropea a diario con  la muerte.

Los temas se mezclan,  se yuxtaponen. Los personajes históricos se confunden con los de la “fiction”, los diálogos con los despachos militares. El viejo León era un posmoderno hace casi dos siglos, quizá porque la vida misma es desde siempre incongruente.

Entre mis  personajes favoritos emerge  el de Pierre Bezuchov,al que encuentro extraordinariamente actual. Pierre es rico, es conde, ha sido educado en el extranjero y  no tiene particulares ambiciones de hacer carrera. Hoy sería un yuppie hijo de yuppies (probablemente inhalaría sustancias ilegales) con maestrías en Harvard  y un matrimonio equivocado con la bella -y  vacía- femme fatale Hélèn.

Elena  le es inexplicablemente infiel y aquí surge aquello que estaba en estado latente en el personaje, Pierre se empieza a interrogar  sobre la vida misma, con la esperanza de encontrarle algún significado existencial. Prueba con la masonería, (en los años 60 se hubiera probablemente se hubiera hecho Hare Krishna o se hubiera refugiado en una  comunidad hippie del “flower power”) prueba haciendo obras de caridad entre los campesinos esclavos,  pero la insatisfacción sigue siendo grande.

Para Pierre, la guerra debida al  tentativo de Francia por  invadir Rusia termina siendo  una salvación. Es prisionero de los fraceses primero, pero después, luego de varias peripecias - lacerado y hambriento  - descubre junto a sus compañeros de desventuras que la felicidad en la vida, son las ganas mismas de vivir.

Tolstoi en  su novela metió en discusión el hecho  de atribuirle la causa de los eventos catastróficos de la historia a un solo individuo: Un Napoleón, un Hitler...un Bin Laden, un Saddam Hussein. El curso de los eventos mundiales dependen, según el ruso, de la coincidencia de las voluntades de todos los interesados en el juego. El mundo, en 1812, era como lo habían hecho sus pueblos, no Napoleón ni  Alejandro I. Así, nuestro mundo es lo que hacemos y  haremos de él.

La inutilidad de las victorias obtenidas con la violencia es evidente cuando Napoleón se retira de Moscú, y son los mismos campesinos rusos  los  que llegan desde las afueras a saquear supermercados...perdón... a saquear los bienes de su propia gente.

Hoy no estamos en la época del viejo León,  ni  del imperio ( Ruso ). Teóricamente estamos en la época del “hormiguero global” y  llevamos sobre los hombros el peso de la responsabilidad de nuestra historia, de nuestro futuro, de nuestro mundo. Un mundo que crea políticos mesiánicos y líderes-símbolo, que no son otra cosa que la profecía autocumplida de nuestras propias proyecciones interiores. Si hay corrupción fuera es porque la hay dentro. Si nos dejamos arrastrar hacia el caos por un loco, es porque el caos anida primero en nuestras cabezas y  corazones.

El siglo veinte ha sido uno de los más contradictorios de la historia humana. Fueron pocos los escritores y artistas no contradictorios en este siglo. Jamás en otra época se ha negado con tanta intensidad lo que dos minutos antes se había afirmado ( Ej: declaración universal de los derechos humanos y los genocidios más atroces  y  veloces de la historia )

Los corajudos que después de esta nota intenten leer o releer el libro, quizá  entrevean - y salvando las distancias - que no  vivimos en el rutilante comienzo de un  nuevo milenio, sino en el turbulento epílogo un milenio que todavía agoniza.

 

sábado, 10 de noviembre de 2012

LAS PROFECIAS MAYA DEL FIN DEL MUNDO


Debo confesar que el tema de las “profecías mayas” ha despertado mi curiosidad desde hace unos diez años.  He buscado información al respecto y lo que he encontrado me ha parecido sumamente llamativo, excéntrico y poco basado en hechos comprobables, (al igual que me resulta excéntrica, llamativa e insólita toda la escatología bíblica cristiana   que se empeña en calcular la fecha del “fin del mundo”, “apocalipsis”, “segunda venida de Cristo” o como quieran llamarle).

Existe una multitud de páginas en Internet en las que se comentan las famosas siete  profecías Maya. Se publican textos que “revelan” el futuro, y se enuncian  toda clase hecatombes,  “cambios de conciencia cósmica”, “el despertar de una nueva era” “alineación con el centro de la galaxia”  y otros temas tan caros a la New Age como al mundo alternativo…pero apenas se encuentra información fidedigna acerca de las fuentes en las que se basan. Casi ninguna página Web, libro o texto explica quienes fueron los Mayas, cuál era su cultura y en qué creían.

Empecemos por el principio

Los Mayas fueron un agrupamiento de diferentes pueblos, unidos por un legado cultural común. El origen de los Mayas es bastante discutido, pero se suele tomar por cierto que la cultura Maya nace por el siglo I después de Cristo. Tenían su propio sistema de escritura que, al parecer, usaron para plasmar una prolífica literatura, que luego los conquistadores españoles se encargaron de eliminar de forma sistemática y organizada (para “salvar sus almas del infierno” por supuesto). La estructura era del tipo jeroglífica (en realidad más próxima a la escritura china que a la egipcia) y es una combinación de símbolos fonéticos e ideogramas.

La conquista española eliminó a todo ser que pudiera interpretar estos símbolos y la escritura Maya se perdió hasta que, hace más o menos ciento cincuenta  años, se lograron avances en la interpretación de los textos y se pudo saber que decían todos los jeroglíficos esculpidos en los templos.

Además de los pasajes dejados en las piedras (conocidos como estelas) se salvaron solo cuatro textos.  A estos los llamaron los códices maya y son: el Códice de Madrid, el Códice de Dresde, el Códice de París y el Códice de Grolier (este último, al parecer, es una falsificación hecha en los ´60).

Todos los códices son sólo fragmentos de la cultura Maya y no pueden, ni por asomo, ni lejanamente, interpretarse como un compendio de dicha cultura. Para que el lector entienda,  es como si hoy  viniera un cataclismo, asolara nuestra civilización  y se salvaran sólo cuatro textos… conjeturemos que sólo quedara la Biblia (sólo el nuevo testamento), un libro de Nostradamus (pero sólo 23 hojas), uno de Isaac Asimov (la segunda fundación y por la mitad) y unas nuevo  hojas de algún libro de derecho romano o civil. ¿Cuánto se puede saber/ inferir de nuestra cultura con sólo estos textos?

El calendario Maya

El famoso calendario Maya del que tanto hablan, mide el tiempo de forma algo diferente al nuestro. Ellos tenían dos calendarios, uno religioso y otro “normal”. Una forma que tenían de ver las fechas era con una rueda, que vendría a ser algo así como los calendarios que tenemos nosotros, sólo que con él, se podía tener varios miles de días y no los modestos 365 días que poseemos hoy.

El arqueólogo y etno-historiador J. Eric S. Thompson que estudió por décadas la cultura de este y otros pueblo, calculó que el día 0 de este calendario sería el 11 de agosto de 3114 AC y que si se busca el máximo número días que nos puede dar este calendario, llegamos a que son 1.872.000. El cálculo de esos días partiendo del 11 de agosto de 3114 AC da que todo “se termina” el 21 de diciembre de 2012.

Thompson aclara que el calendario Maya se termina en la mencionada fecha, sólo porque no lo pensaron para que dure más (bastaba con agregarle un nivel más), y no porque este pueblo pensara que se acabara el mundo, o sea no lo agregaron porque no era necesario hacerlo. Doy un ejemplo, sería algo así como decir que se termina el mundo el 31 de diciembre del 2012 porque el calendario que tenemos delante nuestro no muestra el 1 de enero del 2013.

Las fuentes que no existen

Empecemos por las fuentes de estas profecías que en teoría, es de conde salen de los códices. Se observa que todos los textos de donde se sacan estas profecías, son casi una copia idéntica entre sí, pero que en todos los casos omiten hacer referencia a libros de antropólogos o lingüistas que realmente hayan trabajado con los códices (de hecho, yo mismo pase varias horas hasta encontrar algo de información  que sea diferente al continuo repetir de estas profecías).

Todos los sitios -como dije al principio-  hablan de destrucciones y calamidades, pero nunca hacen mención a los textos originales (sólo dicen que sale de tal o cuál códice, pero del extracto del texto original nada). Son, en todos los casos, las conclusiones de alguna extraña interpretación,  de algún texto,  del que nunca citan la fuente. Cada una de estas profecías es -en el mejor de los casos- una interpretación de algún texto que nunca se menciona.

Las fuentes que si existen

Hay en realidad 16 códices hechos por las culturas prehispánicas que todavía se conservan, pero sólo cuatro son de confección Maya. Estos textos no los encontré completos en ningún lugar. Pero, basándome en las referencias de las publicaciones que llegue a leer, lo que se saca en limpio es que los Mayas tenían sus profecías como cualquier pueblo y estas son, como siempre pasa, lo suficientemente crípticas o ambiguas como para que cada uno saque las conclusiones que quiera.

Quisiera hacer un par de reflexiones: olvidemos por un momento  las  famosas “siete profecías”, sólo diremos que los Mayas dejaron “profecías”. Estas tienen la misma validez y credibilidad que cualquier otra profecía hecha por cualquier profeta de cualquier tiempo y lugar de la historia. O sea, o son tan cripticas como para que cada quién interprete lo que quiera, o dan fecha a un futuro tan distante que es imposible de comprobar (hay profetas y sectas  que anuncian el fin del mundo para un tiempo próximo pero “sólo” se llenan de dinero, esperan que pase la fecha y después anuncian su error, lo corrigen y el nuevo fin del mundo llega dentro de X cantidad de años… y vuelven a comenzar).

Creer en la interpretación particular de alguna de ellas es un acto de fe. Del mismo tipo de fe que puede tener cualquier persona religiosa  de cualquier culto. No se basa en la lógica académica seria, sino en una propensión satisfacer subjetivas  necesidades personales.

La segunda conclusión es que las siete profecías no tienen ningún asidero, ni siquiera en los textos de los códices Maya, no existe un listado de profecías que hablen (ni remotamente cerca) de las cosas que mencionan los sitios que pululan en Internet. Existirá, presumo, algún listado de profecías supuestamente Maya en el cual estaría  el origen de estas conjeturas (no quise escribir pelotudeces), pero no hay forma de comprobarlo ya que tienen por costumbre no hacer referencia al lugar de donde sacan la información. Simplemente hablan de esas “verdades” sin decir de dónde salen.

Entonces ¿Qué va a pasar el famosísimo 21 de diciembre del 2012? La respuesta más probable desde el punto de vista académico es  la siguiente: nada.

 

lunes, 22 de octubre de 2012

EL CAMBIO DE SEXO DE UNO DE LOS DIRECTORES DE MATRIX Y… ¡CORTEN!

Si realmente había una versión moderna del sueño americano hecho realidad, estaba encarnada por los hermanos Wachowki. Polaco-americanos, hijos de inmigrantes, estos sencillos muchachos tenían un negocio de carpintería y pintura antes de escribir y dirigir su primera película: el éxito multimillonario "Matrix". A ese film le siguieron la saga, las alfombras rojas de Hollywood y miles de millones de dólares más. Pero ya lo dijo Napoleón: "El peor momento llega con la victoria"; esto es, si hay una ciudad donde es muy fácil "marearse" cuando uno tiene unos pocos millones de dólares en la mano, esa es Los Ángeles.

A poco tiempo de la consagración de los hermanos, empezaron a correr rumores de la afición de uno de los Wachowki al sadomasoquismo: Larry. Pero ustedes saben cómo son los rumores, siempre se le agregan cosas a la versión original etc. etc ... luego se empezó a decir que Larry estaba totalmente sumergido en el mundo de los clubes de sexo, en el travestismo, el bondaje y el sadomasoquismo. "Nada confirmado, cosas de los tabloides para vender más" pensó la mujer de Larry Thea Bloom, que conocía a su marido perfectamente; eran novios desde la universidad. "Es el famoso precio de la fama".

Pero los rumores continuaron e insistían que Larry estaba obsesionado con una dominatrix llamada Ilsa Strix, que había conocido en un club de la escena underground de San Francisco. Strix era famosa –entre otras cosas- por tener una agenda llena de teléfonos de hombres poderosos y por haber girado varios films porno donde se la veía "dominando esclavos sexuales". Para ese entonces Ilsa y Larry se habían convertido en compañeros inseparables. Ilsa era para Larry lo que Virgilo para Dante en La Divina Comedia. Para ese entonces Larry y su esposa comenzaron sus irreversibles trámites de divorcio.

Hasta aquí todo bien (si tenemos en cuenta que hablamos de Hollywood) el problema es que Larry quería que la Strix fuese solo y nada más que suya. Además…se había enamorado…y así se lo hizo saber proponiéndole una relación más seria. "Imposible Larry" –contestó Ilsa- "soy totalmente lesbiana".

Años atrás la revista Rolling Stone había escrito un artículo de investigación sobre Larry Wachowski, donde se narraba cómo el exitoso director quería ser conocido como su alter-ego Lana. Aunque estos rumores fueron desmentidos por personas que trabajaron directamente con él (entre ellas su hermano), eran innegables las fotos que se habían tomado de él vestido como mujer. Con el "no de Ilsa" parece Larry tuvo el empujón que necesitaba para transformarse definitivamente en Lana y empezó un tratamiento hormonal y quirúrgico. En la presentación de su próxima película Cloud Atlas, junto a su hermano Andy y el director Tom Tykwer, se ven los resultados de esta metamorfosis cuando saluda "Hola, soy Lana" luciendo un extraño tocado de rastas color rosa.

Debo confesar que no salía de mi desconcierto (no de mi asombro) al escribir este artículo. Creía que cuando un hombre se cambia de sexo lo hace para atraer y/o agradar a otros hombres. Pero leyendo a Catherine Millot "Exsexo, ensayo sobre el transexualismo" (Catalogos-Paradiso 1984) descubrí que la realidad psicológico-física de un transexual es infinitamente más compleja. "En ocasiones –leemos- los hombres transexuales hacen delirar a las feministas, que ven en ellos un reconocimiento a la causa de las mujeres, una abdicación caballeresca de sus prerrogativas viriles, depositadas a los pies de las mujeres…"son muchos los transexuales que se hacen "lesbianas" algunos años después de haberse hecho transformar, y que abandonando toda búsqueda de una relación amorosa con un hombre, que confirmaría su femineidad, van a buscar este reconocimiento junto a una mujer. Este viraje hacia la homosexualidad femenina es bastante frecuente.".

Antes de la transformación de Larry Wachowki, creía que los límites de mi capacidad de asombro habían sido probados cuando en viril y barbudo tecladista de los Jethro Tull David Palmer, se cambió de sexo y decidió ser Dee Palmer. Pero la cereza en la punta del helado de mi desbarajuste la puso Thea Bloom, la ex de Larry quien, al ser interrogada por el cambio de sexo de su ex, dijo que estaba muy contenta porque "había perdido un marido, pero había ganado una amiga"…



 

sábado, 13 de octubre de 2012

JAPON: EL IMPERIO SIN SEXO


Japón es actualmente uno de los países donde se practica menos el sexo en el mundo. Un estudio realizado por el gobierno japonés confirma el creciente desinterés por la pareja y el sexo en la sociedad nipona que, desde la década de los 70, ha visto bajar el número de matrimonios. El 60% de los hombres y el 50 % de las mujeres entre 18 y 34 años no tienen pareja. El informe sostiene que muchos de los jóvenes ni siquiera buscan una. También se  muestra el aumento de la edad de los casados; en 2010 la edad en la que un hombre se casaba era de 30,5 años, mientras que para la mujer era de 28,8; un aumento de 2,1 y 2,9 años, respectivamente, en las últimas dos décadas. En contraste, el estudio mantiene que la tasa de divorcios ha subido de manera constante desde 1960, llegando a un tope de 290.000 en 2002. La pregunta es: ¿Por qué el gobierno nipón se mente debajo de las sábanas de sus ciudadanos con tanta estadística? Bueno, para que nos hagamos una idea, Japón, de seguir por el camino que lleva, perderá alrededor de un 20 % de su densidad demográfica. Tales datos han alarmando a las autoridades, pues tal descenso de consumidores en un mercado maduro podría significar una catástrofe para la economía. Para paliar esta situación se han elaborado planes para fomentar el contacto personal, físico y la convivencia en el seno de cada pareja. Muy mal, muy mal hecho pues si uno se fija en los estudios sobre el tema verá que muchos japoneses han renunciado a cualquier tipo de actividad sexual porque se pasan la vida trabajando, y cuando no trabajan están cansados o estresados y copulan aún menos, pero ¿Es tan reduccionista la explicación? Según el Instituto Nacional de Sexología Japonés,”entre el 60 y 70% de las parejas de más de 40 años no mantiene relaciones sexuales”, y para evitar el contacto pronuncian educadamente una  palabra mágica: mendokusai, o “estoy cansado mamita” (mamita en jerga canchera  porteña).

Hombres herbívoros:

En este horizonte de “sol-naciente-sin-contactos” surge una nueva figura: los “soushokukei-danshi” (hombres herbívoros). El termino soushokukei fue acuñado por el escritor Maki Fukasawa en el 2007, estos hombres tienen como rasgos característicos el marcado desinterés por el sexo y las citas, el gusto por la ropa, la dieta, el apego a la madre, el ahorro, la necesidad de vivir una vida tranquila y alejada del estrés competitivo de la sociedad nipona.
Mujeres carnívoras
Por el contrario, la sociedad nipona también acuñó un término para referirse a las mujeres que buscan encontrar pareja, las nikushokukei-joshi (mujeres carnívoras), generalmente alrededor de los treinta (ancianas para contraer matrimonio según la tradición) y con el arroz a punto de pasárseles si no consiguen un hombre que les dé progenie (entre otras cosas).

En este punto, podríamos pensar que se trata de una cultura puritana y reprimida. O de una sociedad ultra disciplinada volcada en el trabajo, que ha dado la espalda a los placeres del erotismo. Pero la realidad es mucho más complicada e inquietante. Porque resulta que este Japón monacal, de pocos hijos y menos abrazos, cuenta con la más floreciente industria del sexo del mundo, con unos ingresos de 20.000 millones de euros al año que representan el 1% del PBI del país. Es más: no se trata sólo de la industria más potente sino también de la más refinada, la más variada, la más imaginativa y la menos púdica: las calles de Tokio ofrecen sin tapujos toda clase de reclamos publicitarios y toda clase de servicios; y sus ciudadanos los reciben y los usan con la misma naturalidad con la que comen sushi o compran el último modelo de iPhone.

¿Cómo decirlo? No es que en Japón estén desapareciendo las “relaciones sexuales”; lo que están desapareciendo son las “relaciones” en general mientras que el sexo sin relaciones, completamente autorreferencial, va ocupando un lugar cada vez más importante en la vida de individuos desconectados del mundo que no sienten la menor vergüenza en exhibir y proclamar esta desconexión. Esta riquísima, civilizadísima, libérrima industria sexual -con todo su aparato escénico e instrumental- está orientada a ahorrar el trabajo de las dependencias exteriores: el cortejo, la conversación, los preliminares, el otro mismo. Lo extravagante de este egoísmo es que quiebra la regla antropológica básica de los últimos 15.000 años según la cual el propio placer sexual estaba asociado precisamente a la existencia de otros cuerpos y al reconocimiento, aunque fuese negativo, de nuestra dependencia de ellos. El sexo en Japón se ha emancipado de los cuerpos, esas criaturas tan inmanejables, tan incómodas, tan exigentes, tan imprevisibles.

La preguntas son varias ¿El Japón está marcando una tendencia?, ¿Está marcando nuestro futuro? El colmo de la civilización, ¿será la masturbación industrial que exhibe su auto-erotismo como la máxima satisfacción y la máxima evolución a la que puede aspirar un individuo humano?. Llama la atención de esta extraña pereza cultural que la pornografía, las muñecas, los juguetes sexuales, fuente hasta ahora de estímulo y de insatisfacción, sucedáneos irritantes del cuerpo deseado, se han convertido en el objeto mismo donde se satisface el deseo. Esas imágenes, esas muñecas, esos juguetes, constituyen la superación completa de todas las imperfecciones y todas las molestias, al servicio ahora de un placer encerrado, como un molusco, en el propio cuerpo. En el propio yo.

“El infierno son los otros”, decía Sartre. Y los otros -sobre todo en Japòn- dan fiaca. Hasta ahora nos cansaba trabajar y nos cansaba también estudiar mientras que estábamos siempre dispuestos a reunirnos con unos amigos, ir a una fiesta, participar en el bullicio de una conversación, desnudar de nuevo con emoción el pecho del amado. Ahora lo que cansan son las relaciones. Sexo sí, relaciones no. La industria sexual en Japón refleja y alimenta una sociedad de perezosos masturbadores que pagan para no tener que ocuparse de sus mujeres o de sus novias; que pagan, en definitiva, para emancipar su propio placer de cualquier contacto exterior.

Recuerdo la novela (a la que recomiendo) “La casa de las bellas durmientes”, del Nobel de literatura Yasunari  Kawabata, un retrato poético del sentido de la abstinencia y el placer en esa sociedad tan avanzada pero con altos niveles de angustia y frustración. Donde uno de los personajes termina sentenciando…el sexo es lo que cada uno piensa de él.

 

martes, 9 de octubre de 2012

HOMBRES Y MIGITORIOS


Tengo un amigo (biólogo, genetista renombrado, muy interesado en la antropología) separado de hace relativamente poco. Sobrevive en un departamento dos ambientes lleno (cuando digo lleno es repleto) de libros, apuntes, papers con una diminuta cocina. Baño ínfimo. Cuando nos vemos arremete con largos soliloquios generalmente dirigidos contra el sexo opuesto. Por ejemplo, el último: “Uno de los problemas que tenemos los hombres es que muchas personas –y aquí me estoy refiriendo a las mujeres- piensan que los hombres no tenemos problemas. ¿Sabès? Cecilia (su ex) piensa que un ser al que no le importa si las ventanas están limpias, que sea incapaz de quedarse embarazado, o  que pueda llevar prácticamente el mismo traje toda la vida (para trabajar, salir a cenar, ir a misas, casamientos , fiestas y comuniones) y luego ser enterrado con él  (sin mencionar que puede orinar de pie o que tiene todas las medias de un mismo color) ….es un ser que no tiene problemas...¿Entendès?¡ Si hasta para ir al baño los hombres tenemos problemas!!.

-¿Qué querès decir Berty? Le pregunté intrigado ¿Es una metáfora? ¿No?

-“No no es una metáfora y te lo digo como biólogo; lo que quiero decir con esto, es que para los hombres orinar reviste una importancia que va mucho más allá de la mera eliminación de los fluidos corporales. Se trata de una afirmación territorial en toda regla. De ahí que cada vez que un hombre va a un baño público tenga que enfrentarse con un problema crucial: ¿Qué migitorio usar? Su objetivo es evitar a toda costa orinar al lado de otro hombre, pues entonces estaría violando el territorio del macho- vecino: es un atavismo ¿Viste?. Supongamos (y aquí empezó la clase magistral con pizarrón y todo) que el baño tiene una fila de cinco urinarios según el siguiente esquema:

 

 
 
 
1
 
 
 
               2
 
 
 
3
 
 
 
4
 
 
 
5

 

Supongamos que entra al baño un hombre “A” y no hay nadie en el baño. Casi con toda seguridad elegirá un de los urinarios situados en los extremos: el 1 o el 5. Porque sabe que así estará lo más lejos posible del siguiente hombre que entre al baño. Supongamos que elige el urinario 5, la situación quedará  así:

 
 
 
1
 
 
 
2
 
 
 
3
 
 
 
4
Hombre A
 
 
5

 

Cuando entre un hombre “B”, siempre erigirá el 1. Jamás de los jamases, ni en un billón de años erigirá el 4. Semejante cosa haría que el hombre “A” se alarmara al punto de subirse la bragueta (posiblemente lastimando su hombría) antes que permanecer ahí. Puede que el hombre “B” sea una persona abierta y para nada moralista (sin perjuicio para los amigos gays)  pero aún así, a baño vacío, jamás orinaría al lado de “A”. De modo que ahora la situación quedará  así:

Hombre B
 
 
1
 
 
 
2
 
 
 
3
 
 
 
4
Hombre A
 
 
5

 

Y cuando entre el hombre C, está clarísimo que elegirá el urinario 3. No es que lo vuelva loco la idea, pero por lo menos tiene un urinario-barrera a cada uno de sus flancos:

Hombre B
 
 
1
Urinario-barrera
 
 
2
Hombre C
 
 
3
Urinario-barrera
 
 
4
Hombre A
 
 
5

 

Si ahora entra un individuo D, el sí se enfrentará a un verdadero problema de hombre: elija el urinario que elija estará a lado de dos hombres. Esto resulta muy molesto. Es altamente probable que D decida orinar en un baño cerrado. O que quede libre un sitio con sus correspondientes urinario-barreras a los cosatdo (o irse a un rincón y hacer pis en la pared. De modo que el esquema mutará de la siguiente manera:

 Hombre D

Hombre B
 
 
1
Urinario-barrera
 
 
2
Hombre C
 
 
3
Urinario-barrera
 
 
4
Hombre A
 
 
5

 

Si el individuo D eligiera uno de los urinarios disponibles  (supongamos el 4) tanto él como los hombres C Y A, se quedarán paralizados, mirando fijamente al frente, como si en la pared estuviera escrita  la fórmula para transmutar el plomo en oro. Morir antes que cruzar una mirada- Este es el lema de los hombres en un baño público”- dijo mi amigo con un marcador en la mano y ojos de sicótico.

Soy consciente de dos cosas:

a)      Berty cual “neo-separado” tiene mucho tiempo libre (no  quise escribir al pedo) solo y encerrado en un micro departamento sin compañía femenina (ni felina) a la vista.

b)      Que las lectoras pensarán que me estoy inventando todo esto. Pero les pido que le pidan al hombre de su vida que lean este artículo: seguro asentirá con la cabeza en señal de reconocimiento.

-Tanto hablar de pis me han dado ganas de ir al baño- le dije a mi amigo.

- No tengo- me contestó- hace quince días que espero a un plomero que nunca llega… vas a tener que ir al bar de abajo..