lunes, 11 de marzo de 2013

SEPARADO NO SOLTERO (NUNCA REMIS).

Los solteros tienen amigos. Singles. Van en grupo. Forman manadas. Se los ve en confiterías, bares y aledaños. Se mueven con espíritu corporativo y aires de colmena. Se encuentran y despiden sin dramas, con extrema facilidad. El separado no. El separado pertenece a otra especie. Luego de la separación difícilmente regrese intacto al grupo nómade y libérrimo de los solteros. El famoso río de Heráclito (que son todos los ríos) pasó y el separado no es la misma persona. Pero aún no lo sabe. Por lo general, sus viejos amigos están casados o viven en pareja. Y ahí aparece el primer inconveniente que trae aparejado el divorcio. Porque por culpa de una ley natural jamás escrita, las parejas nunca se bancan a un amigo “suelto”. No lo toleran. Insisten en presentarle gente. Amigas, solteras, viudas, recién separadas, separadas, cualquier cosa. Mis hermanas durante el primer año de mi divorcio (y visto el nivel felino de mis acompañantes ocasionales) insistían en presentarme chicas virtuosas con las que rehiciera mi vida. Entonces armaban cenas inocentes, improvisadas o ensayadas donde ¡oh casualidad! siempre había una chica entre los comensales…todas fallaron.

Este sistema puede resultar fantástico o desastroso. Hay que admitir que la situación no ayuda para nada. Los candidatos están tensos, nerviosos, generalmente sufren de sobreactuación aguda, tratan de ser graciosos, inteligentes, simpático, cool etc etc. Aunque nadie lo demuestre, generalmente todos o la mayoría sufren como una parturienta.

La experiencia me dice que luego del divorcio las mujeres bajan de peso, se cortan el pelo, se compran ropa y suelen aparecer fantásticas a la vista del ex, incluso circulando con libros en la mano que en épocas de convivencia ni siquiera conocían (Osho, “El Kama Sutra Develado”, Deepack Chopra,“Toda la verdad sobre el Tantra” etc).

El hombre también se produce, se viste mejor, baja la pancita, toma sol, vuelve al gimnasio. Ya lo dijimos, son otros pero todavía no lo saben.

Ellas, teatrales, brutalmente sinceras, vomitarán todo (cuando digo todo quiero decir t-o-d-o) frente a sus amigas, llorarán en público y no ahorrarán detalles si hay otra mujer en el medio. El hombre no, o muy poco (hay excepciones en ambos sexos claro está); el hombre traga, disimula mal, miente peor y llora en soledad. Pero sufre como la gran siete, aunque se haga ver con una rubia siliconada del brazo. O dos.

Hace unos años atrás mi primo Enrique estaba recién separado y cocinándose en el caldo de su propio divorcio. Verónica una amiga en común, tuvo la brillante idea de organizar un almuerzo para presentarle una chica virtuosa.

-Va a ir mal- le dije a mi mujer.

-Vos siempre el mismo optimista - contesto ella.

-Enrique no lleva un mes de separado –agregué- es un suicidio.

En estos encuentros planeados por los amigos, hay estoicos y prudentes que evitan cualquier referencia a su ex. Pero muchos caen en la tentación y este fue el caso de mi primo, que no ahorró dardos envenenados contra su ex, pasando por una larga enumeración de sus defectos, y un regodeo casi masoquista en detalles de sus horribles experiencias. En fin, un típico ejemplar de neo-separado-gratinado. La amiga de Verónica -en los primeros dos minutos de la cita- se percató no solo que mi primo no la había registrado, sino que no lo haría por el resto de la velada. ¿Merece una condena ese hombre? ¿Exageraba? Quién sabe, la química de la atracción sigue leyes impredecibles. Al tiempo, unos seis meses, Enrique (ingeniero electrónico, CEO de una multinacional, ex hacker confeso, guitarrista de rock&blues) me llamó excitado para informarme lo siguiente:

-Encontré a la mujer de mi vida. Es bióloga.

-Humm ¿Y te interesa la biología?

-No pero tiene todo los discos de Hendrix y se sabe las letras de memoria. Recién me acaba de cantar Lover Man y Red House

-¿Y te vuelve loco por…. Hendrix?

-No, además tiene una remera ajustada con la cara de Clapton, la palabra “Blues”, un trasero y una delantera antológica… (No usó precisamente esas expresiones)

Mientras lo escuchaba, pensaba dos cosas 1) los caminos del Dios son infinitos 2) en aquella célebre -y nunca bien ponderada- frase del prestidigitador y pensador argentino Tu Sam: “puede fallar”. Y falló.

1 comentario:

Rodolfo Ruiz dijo...

Perdón, pero quién no se enamoraría inmediatamente de una mujer así?? ;-)