martes, 9 de octubre de 2012

HOMBRES Y MIGITORIOS


Tengo un amigo (biólogo, genetista renombrado, muy interesado en la antropología) separado de hace relativamente poco. Sobrevive en un departamento dos ambientes lleno (cuando digo lleno es repleto) de libros, apuntes, papers con una diminuta cocina. Baño ínfimo. Cuando nos vemos arremete con largos soliloquios generalmente dirigidos contra el sexo opuesto. Por ejemplo, el último: “Uno de los problemas que tenemos los hombres es que muchas personas –y aquí me estoy refiriendo a las mujeres- piensan que los hombres no tenemos problemas. ¿Sabès? Cecilia (su ex) piensa que un ser al que no le importa si las ventanas están limpias, que sea incapaz de quedarse embarazado, o  que pueda llevar prácticamente el mismo traje toda la vida (para trabajar, salir a cenar, ir a misas, casamientos , fiestas y comuniones) y luego ser enterrado con él  (sin mencionar que puede orinar de pie o que tiene todas las medias de un mismo color) ….es un ser que no tiene problemas...¿Entendès?¡ Si hasta para ir al baño los hombres tenemos problemas!!.

-¿Qué querès decir Berty? Le pregunté intrigado ¿Es una metáfora? ¿No?

-“No no es una metáfora y te lo digo como biólogo; lo que quiero decir con esto, es que para los hombres orinar reviste una importancia que va mucho más allá de la mera eliminación de los fluidos corporales. Se trata de una afirmación territorial en toda regla. De ahí que cada vez que un hombre va a un baño público tenga que enfrentarse con un problema crucial: ¿Qué migitorio usar? Su objetivo es evitar a toda costa orinar al lado de otro hombre, pues entonces estaría violando el territorio del macho- vecino: es un atavismo ¿Viste?. Supongamos (y aquí empezó la clase magistral con pizarrón y todo) que el baño tiene una fila de cinco urinarios según el siguiente esquema:

 

 
 
 
1
 
 
 
               2
 
 
 
3
 
 
 
4
 
 
 
5

 

Supongamos que entra al baño un hombre “A” y no hay nadie en el baño. Casi con toda seguridad elegirá un de los urinarios situados en los extremos: el 1 o el 5. Porque sabe que así estará lo más lejos posible del siguiente hombre que entre al baño. Supongamos que elige el urinario 5, la situación quedará  así:

 
 
 
1
 
 
 
2
 
 
 
3
 
 
 
4
Hombre A
 
 
5

 

Cuando entre un hombre “B”, siempre erigirá el 1. Jamás de los jamases, ni en un billón de años erigirá el 4. Semejante cosa haría que el hombre “A” se alarmara al punto de subirse la bragueta (posiblemente lastimando su hombría) antes que permanecer ahí. Puede que el hombre “B” sea una persona abierta y para nada moralista (sin perjuicio para los amigos gays)  pero aún así, a baño vacío, jamás orinaría al lado de “A”. De modo que ahora la situación quedará  así:

Hombre B
 
 
1
 
 
 
2
 
 
 
3
 
 
 
4
Hombre A
 
 
5

 

Y cuando entre el hombre C, está clarísimo que elegirá el urinario 3. No es que lo vuelva loco la idea, pero por lo menos tiene un urinario-barrera a cada uno de sus flancos:

Hombre B
 
 
1
Urinario-barrera
 
 
2
Hombre C
 
 
3
Urinario-barrera
 
 
4
Hombre A
 
 
5

 

Si ahora entra un individuo D, el sí se enfrentará a un verdadero problema de hombre: elija el urinario que elija estará a lado de dos hombres. Esto resulta muy molesto. Es altamente probable que D decida orinar en un baño cerrado. O que quede libre un sitio con sus correspondientes urinario-barreras a los cosatdo (o irse a un rincón y hacer pis en la pared. De modo que el esquema mutará de la siguiente manera:

 Hombre D

Hombre B
 
 
1
Urinario-barrera
 
 
2
Hombre C
 
 
3
Urinario-barrera
 
 
4
Hombre A
 
 
5

 

Si el individuo D eligiera uno de los urinarios disponibles  (supongamos el 4) tanto él como los hombres C Y A, se quedarán paralizados, mirando fijamente al frente, como si en la pared estuviera escrita  la fórmula para transmutar el plomo en oro. Morir antes que cruzar una mirada- Este es el lema de los hombres en un baño público”- dijo mi amigo con un marcador en la mano y ojos de sicótico.

Soy consciente de dos cosas:

a)      Berty cual “neo-separado” tiene mucho tiempo libre (no  quise escribir al pedo) solo y encerrado en un micro departamento sin compañía femenina (ni felina) a la vista.

b)      Que las lectoras pensarán que me estoy inventando todo esto. Pero les pido que le pidan al hombre de su vida que lean este artículo: seguro asentirá con la cabeza en señal de reconocimiento.

-Tanto hablar de pis me han dado ganas de ir al baño- le dije a mi amigo.

- No tengo- me contestó- hace quince días que espero a un plomero que nunca llega… vas a tener que ir al bar de abajo..

 

1 comentario:

Marcelo dijo...

Verdad absoluta. Sin dudas.