lunes, 9 de febrero de 2009

GAZA o el principio de la FÀIDA


Si la objetividad es un imposible necesario entonces, no se como empezar este artículo. Si soy absolutamente objetivo, no puedo ser emocional. Y ¿Cómo no ser emocional ante la muerte y es sufrimiento de miles de seres humanos? Sería “cool” de mi parte empezar -por ejemplo- citando el “principio de la proporcionalidad” que debe regir la conducta de los países en un estado de conflagración. Pero no serviría a nada. No le devolvería a la vida a los que murieron de un lado y del otro de la franja de Gaza. Ni a los judíos que día a día sienten que juegan a la ruleta rusa (nunca mejor dicho) con los misiles soviéticos que les tira Hamàs, ni a los miles de palestinos cuyas estadísticas ya son lamentablemente conocidas. Hay un vocablo en italiano que –para mí- expresa la actual situación de Gaza y que -si estuviéramos en Italia- no haría falta agregar nada más: “faida” /fáida/. Esta era una antigua institución jurídica de origen germano que legitimaba a una persona, a su familia o su clan a obtener satisfacción haciendo uso de la fuerza, cuando un derecho había sido lesionado. Actualmente la expresión se le aplica cuando las familias mafiosas colisionan en guerra e inician una seguidilla de venganzas. Me matàs un miembro de la familia entonces yo me vengo matándote un miembro de tu familia, entonces vos te vengàs matándome un miembro de mi familia…y así...ad infinitum. En la película ¨El Padrino¨ hay un momento en que de Don Corleone lóbregamente lúcido por la muerte de su hijo Sonny, reúne a las principales familias de Nueva York y les propone una tregua. Don Vito ha entendido que han entrado en esa espiral suicida y que -de seguir en ella- solo pueden esperar más muertes, dolor y destrucción. Entonces al final de su discurso abraza a Philip Tattaglia, el jefe de la familia contraria (mandante de la muerte de Sonny) como prueba de su buena fe y dado que ambos habían perdido sendos hijos.
A otro nivel, en Gaza está ocurriendo lo mismo. Israel como estado no quiere, no puede y no va a dar una respuesta débil ante cualquier ataque u amenaza de Hamás. Partido cuyo ¨leitmotive¨ (no olvidemos) es el valorado martirio individual de sus integrantes; y cuya lógica fundacional no es solo la de la guerra santa, sino la destrucción del Estado de Israel, con el establecimiento de un estado islámico en la región histórica de Palestina con capital en Jerusalén. No encuentro eufemismos: no hay ni habrá solución. Ningunas de las partes tendrá el gesto de Don Vito Corleone. Una porque no puede permitirse un gesto exiguo ante un enemigo que quiere su aniquilación. La otra, porque en su lógica espiritual (la del fundamentalismo) está implícita la de morir en el campo de batalla cual mártir y como salvoconducto para llegar a un paraíso celeste. Tal y como están las cosas hoy, de Gaza no puede esperarse otra cosa que muerte y destrucción. Una vez Einstein dijo: “no se pueden resolver problemas con el mismo nivel de conciencia con que han sido creados”. Para resolver los problemas de Gaza haría falta un cambio de paradigma, un salto cualitativo en los niveles de conciencia tanto de israelíes como de palestinos. Eso es mucho más que el “abrazo” de Don Corleone. Mahatma Ghandi en su infinita sabiduría una vez dijo: no hay camino hacia la paz. La paz es el camino.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Coincido totalmente en que el problema no tiene solución, ya que en mi opinión viene desde hace más de tres milenios. Para entender (si esto fuera posible...) a uno de los bandos solo basta leer 1 Samuel, capítulo 15: Los israelitas aniquilando por mandato "divino" a los amalaquitas que habitaban lo que hoy es el sur de la franja de Gaza, con orden de asesinar a hombres, mujeres, niños, lactantes, vacas, ovejas, camellos y asnos!!!!
No conozco el mandato de los cananeos pero intuyo que es similar.
Yo pregunto: si como dice Einstein hace falta un nivel de conciencia superior para resolver el problema, y el mandato de liquidarlos proviene de "dios", a quién hay que recurrir entonces???!!!

Abrazo,
Rodolfo