sábado, 20 de junio de 2009

COMPULSION A LA PERPETUACION


-¡Armando! Sentí en el celular – soy Claudio,¡Berty está mal!. Muy mal. Ayer Cecilia le “picó el boleto”, le retiró los embajadores y se fue a la casa de sus viejos con los chicos.
-¿Y por qué?, le dije extrañado.
-Es que le pilló un SMS de una alumna de Londres. No es lo que decía, sino como estaba firmado: “Your lovely england betch”…y vos sabès que Cecy sabe inglés… ¡le tiró el celular por la cabeza! Ahora tiene un punto en la ceja...
-¿Ya pasó “la noche oscura”? le pregunté como en automático (primer noche de un neo-divorciado lejos de su casa, sus hijos y su –ahora- ex-mujer)
-Sí sobrevivió pero ha faltado al laburo y está entre deprimido, sacado y melancólico. Pasa de un estado a otro cíclicamente y sin control, tengo miedo que haga una cagada Hay que ir a verlo.
Esa misma tarde fuimos a su casa. La casa de un biólogo (hijo de biólogos) que entre portaobjetos y microscopios a los cuatro años había empezado a mirar células, amebas y paramecios. Que con el tiempo (poco tiempo) había devenido en algo así como en un precoz genio de la genética. Y que terminó a una corta edad dando clases en una maestría de una universidad londinense. Tenía una novia de toda la vida: Cecilia, que también era bióloga y con la que esperó siempre casarse y tener hijos: dos párvulos.
Cuando llegamos al hogar de Berty (una gran biblioteca de genética con ínfimas dependencias para dormir y comer) se notaba que la crisis empezaba a hacerle mella: fumaba copiosamente, tomaba un único mate lavado sin parar, mostraba unas profundas ojeras y signos evidentes de una incipiente malnutrición. Los conocimientos de bromatología -seguro- comenzaban a flaquearle, a ojos vista colonias de bacterias empezaban a formarse por doquier: sobre todo en el baño y la cocina.
Al vernos (cual Hamlet criollo-mate-en-mano) empezó verborràjico (conste: no escribí sicótico) un monólogo que se remontaba al origen del homo sapiens como especie. A nuestros albores cavernícolas. A las difíciles premisas bióticas sobre las cuales se cimentó nuestra dificultosa supervivencia. Casi podía ver a nuestros greñudos antepasados cubiertos de pieles, calentándose en el fuego de una ignota caverna, aferrados a sus lanzas, a sus hachas de piedra y temiendo ser devorados por bestias feroces: un “diente de sable” o un “demionicus” por ejemplo.
-En un entorno tan hostil, continuó mi amigo, era menester reproducirse lo más rápido posible para lograr una masa biótica crítica que evitara la extinción. Y eso lo sabíamos instintivamente, en algún lado nuestro estaba esa información.
- Esto es (interrumpí) copular con cualquier cosa que estuviera a la mano.
- Yo no lo expresaría en una forma tan categórica – añadió esta vez con un tono académico - digamos que esa tarea recayó fundamentalmente sobre las espaldas del “macho” quién “cubriendo” a varias hembras en simultánea, aseguró la tasa de nacimientos necesaria que nos hizo llegar a nuestros días. Esta compulsión, esta “propensión a la perpetuación” estaría presente en nuestro ADN. Además –acotó con énfasis- la monogamia en el reino animal es la excepción a la regla de la poligamia. ¡¡Y esto Cecilia lo sabe carajo!!! –gritó- vos sabés que ella también es bióloga.
Berty fue corriendo hasta uno de los muchos estantes repletos de libros, volvió con el Tomo IV de una “Biología General”
-¡Tomá! me dijo señalando con un índice un apartado que decía “la conducta sexual indiscriminada es común en los machos de varias especies” y mostraba varias fotografías:
Fotografía 1: “Escarabajo gigante africano tratando de copular con una botella”….y se veía un gran cascarudo en pleno desierto del kalahari acaramelado con una botella de cerveza
Fotografía 2: “Sapo de la foresta venezolana intentando copular con dedo humano”... y mostraba un sapito abrazado a lo que él pensaba que era una hembra extraña
Fotografía 3: Roedor antillano en su cueva tratando de inseminar a un tubérculo…
-¡Berty! –Le dije- antes que bióloga Cecila es un ejemplar “sapiens-sapiens” de hembra con –ego-herido y esto la hace: inestable, impredecible y peligrosa (le señalé la ceja cosida).
Logramos con Claudio que Alberto comiera, que tomara valeriana, aunque le hubiera hecho falta algo mas químico como un rivotril. Desparramamos desinfectante en el baño y le dejamos dos teléfonos: el de una psicóloga y el de un abogado. Los iba a necesitar en los próximos días.

6 comentarios:

So what dijo...

Jajajaja excelente!! Que temita ese de la mono(poli)gamia... Capaz que ne 100 años la gente piense "No puedo creer cómo hacían mis bisabuelos para ser monógamos!". El tiempo lo dirá, por ahora me voy a casa que mi mujer me espera con el palo de amasar. Si, mi amor.

Rodolfo Ruiz dijo...

Nadie que no haya vivido "la noche oscura" tiene la menor idea de qué se trata, ni siquiera puede llegar a imaginarla...
Impecable relato sobrino.

Anónimo dijo...

Muy bueno. Falta la segunda parte, la visita a Cecilia, quisiera saber que piensa la biologa...no sería interesante? La ciencia contra el feroz instinto femenino (lo espero).-

Anónimo dijo...

UY uy, la justificacion cientifica de la infidelidad masculina, mmmm tema espinoso , respondiendo al anonimo que dice que le gustaria saber que hubiera pensado cecilia yo creo que ella como biologa y mujer, hubiera sacado de la manga alguna otra teoria cientifica que seguro que la encontraba . ¡Ay la ciencia esa otra ficción!
Me gustó mucho Armando, muy buen relato.
un beso desde madrid
Malena

Anónimo dijo...

Una perspectiva creativa, interesante y muy bien plasmada (Felicitaciones, Armando!).
Considero que el hombre ha demostrado (y lo hace constantemente) que desde la era cavernícola otras muchas de sus características han evolucionado por sobre las "primitivas", y marcado el rumbo de la vida social humana. Por lo que, excusar esta actitud machista, sólo con esta perspectiva, es demasiado "racional".
Sonia.

Anónimo dijo...

Berti también sabe que las "hembras" en los días en que ovulan están "dispuestas" y buscan hacerse fecundar por el mejor "macho". De hecho las mujeres en el momento en que están ovulando se arreglan muchisimo mas.No sé si a Berti le hubiera convencido su teoría de haber sido la situación inversa.