miércoles, 27 de agosto de 2008

EN EL CIELO LAS ESTRELLAS Y EN EL CAMPO LAS ESPINAS


Al finalizar los 45 minutos de mi primer clase de “Estructura Económica”, en mi primer día de universidad, yo había tomado una decisión irrevocable: Algún día sería profesor universitario y trataría de llegar (en mi campo) a los niveles de erudición del profesor De La Marre ( alias “el Loco De La Marre”). De las complejas y seductoras teorías económicas, hoy no me acuerdo de casi nada, excepto algunos conceptos básicos que dijo el profesor no debíamos olvidar:
Concepto 1: Azeglio –me dijo con indudable voz de teofanía económica – en economía Ud. puede tomar la medida que se le cante, lo que nunca va poder evitar son las consecuencias. Ud. está obligado a pensar en las secuelas a corto, mediano y largo plazo de la medida que tome, sino, mas vale que busque la salida de emergencia de la cartera de economía que le toque.
Concepto 2: La economía mundial en general y la Argentina en particular es inevitablemente, terriblemente, patológicamente cíclica. Y nuestros ciclos económicos han estado asociados siempre –digo- siempre, a los ciclos económicos mundiales, sobre todo al de aquellas economías que condicionan y/o determinan nuestro ciclos (actualmente –nada es casual- EEUU está en crisis) Hoy día, estos ciclos tienden a ser cada vez más frecuentes, profundos y con consecuencias generalizadas sino deletéreas para los países subdesarrollados (¿Tengo que –dolorosamente- escribir que nuestro país es subdesarrollado ?).
Concepto 3: Hay que tratar a toda costa que la parte descendente de una oscilación económica, esto una la crisis, se transforme en una crisis política. Sobre todo si a la inevitable caída de los indicadores económicos, se le añade una pizca de debilidad, de contradicción o megalomanía institucional. Más que nunca, en días en que la frontera entre lo económico y lo político es cada vez más lábil y borrosa.
Ahora bien, del primer concepto enunciado podemos decir, nuestra historia económica ésta plagada de ejemplos variopintos, extremos y bipolares que oscilan entre intervensionismos estatales dignos de Cuba o a la ex Rusia comunista (confitería “El Molino” de Bs. As intervenida por el estado para evitar su quiebra por ej), hasta medidas de darwinismo neoliberal que harían poner los pelos de punta a los mismísimos “Chicago boys” (privatización de recursos históricamente considerados como estratégicos aún por EEUU cuna del neoliberalismo) en los que no solo jamás se pensó en las consecuencias a ningún tipo de plazo, sino en las que mediaron intereses mezquinos y antipatrióticos.
Del segundo concepto, acotamos que nuestro país enfrentó en el siglo pasado diecinueve caídas de los niveles productivos hasta mínimos históricos que se creyeron insostenibles, lo que nos daría una media (100 dividido en 20) de una crisis (o bonanza) cada cinco años. En los que prevalecen (como país agrario que somos) conceptos tales la variación del nivel de volumen físico de producción del suelo (“el famoso campo”), los precios de los mismos, y el grado de absorción de los productos en el mercado internacional.
Por último el tercer concepto (¡Hay el tercer concepto!): El fracaso del plan Austral de Alfonsìn a un quinquenio de su asunción , provocó una crisis hiperinflacionaria del 89 (crisis económica) lo que acelera la entrega del poder a Carlos Menem (crisis política). El “efecto tequila” de 1994, cinco años más tarde, que hace tambalear el modelo Menem Cavallo, hasta ahora en pleno auge, donde el PBI cae bruscamente un 4,4%, se fugan 8000 millones de dólares del país ante la incertidumbre, cae el consumo 15,9% y aumenta el IVA en 3 puntos, de 18% pasamos al 21% (uno de los más caros de mundo) siendo considerado este un punto de infección (político) en su gestión. De De La Rua (su corralito y su blindaje) no vale la pena ya ni hablar, ni escribir, ni sentir vergüenza ajena. Llegamos a Duhalde, un buen piloto de tormenta bajo mi punto de vista -mal que le pese a sus detractores- y finalmente a los cinco años de crecimiento económico sostenido de la gestión K, que coinciden con uno de los ciclos de bonanza más grandes que el mundo (concepto 2 del presente artículo) y nuestro país hayan tenido desde 1970.
Dicen que en el antiguo Japón, cuando alguien le tenía que dar una mala noticia al emperador, jamás lo hacía en forma directa. Era grande el temor a caer en desgracia con el soberano-dios y ser el “portador decapitado” de una mala noticia. Su autoridad simplemente no podía ser cuestionada.
Por ende, ministros, cortesano y leguleyos recurrían a una estrategia simple e indirecta. Le decían que algo extraordinario y sobrenatural estaba sucediendo en algún lugar del imperio, por ejemplo, que había nacido un cisne con dos cabezas o un cerdo con tres rabos, o que una gata acababa de parir tres perritos. Esta era la señal para que el emperador supiera que algo malo estaba pasando y que había que tomar medidas estratégicas urgentes, para así evitar una debacle antes que fuera tarde.Ojalà alguien del entorno de Kristina, le esté diciendo en este momento que en nuestro campo se han encontrado vacas-radioactivas-verdes que dan una rara especie de leche ultravioleta y que está creciendo una nueva y extraña mutación de soja: la soja con espinas.

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