miércoles, 20 de agosto de 2008

EL OJO DE LA AGUJA




En 1983 mi grupo de estudio en la universidad eran “El Mudo y “El Cabezón”.Estudiábamos mucha economía y estábamos casi todo el día juntos. Los tres teníamos extracciones sociales y filiaciones políticas distintas, entonces se armaban discusiones aguerridas y simpáticas, que hoy recuerdo como los inexpertos amagos de tres adolescentes que jugaban a ser “hombres serios y con una opinión formada”.Una tarde con “El mudo” nos trenzamos en una discusión sobre el tema de la “plusvalía” marxista, el proletariado, los “cabecita negra” y los mecanismos de despojo de todos los imperios existidos y existentes: Los explotadores eran los malos de mi película.
Mi compañero -de familia muy católica- estaba parcialmente de acuerdo, pero me arrinconaba argumentalmente con otro tipo de lógica (una lógica magnánima) pero sin piedad. Yo perdía a todas luces. En un manotazo de ahogado saqué un inesperado haz de la manga, cité la Biblia, el evangelio de San Mateo en donde Cristo le dice a un hombre joven y rico que venda todo y lo reparta a los pobres. El ex carpintero de Nazareth remata este episodio con una frase lapidaria: “Mas fácil es que pase un camello por el ojo de una aguja, que un rico entre en el reino de Dios”.En principio no había duda, un camello no pasa por el ojo de una aguja. Ni a palos. El ojo de una aguja solo mide unos milímetros y un camello a) mide como un caballo o más b) pesa como una vaca c) ostenta varios metros cúbicos de masa muscular y hueso... no pasa. O sea, un rico no entra en el reino de los cielos.
Sin inmutarse (y haciendo caso omiso de su sobrenombre) “El Mudo” me dijo que en realidad “el ojo de la guja” era un antiguo paso, una parte de un añejo camino que -en los tiempos de Jesús- si uno iba montado en camello era complicado pasar. O en su defecto, un tipo de puerta angosta o pórtico de las antiguas ciudades amuralladas donde era difícil entrar con un dromedario o símil. “Ojo de una aguja” era en realidad una metáfora.
Otra explicación era que lo que Cristo dijo era “kamilos”, que significa “cuerda” y no camello, como tradujo algún escriba displicente. No tuve respuesta válida contra la erudición teológica de mi amigo y la anécdota quedó almacenada en alguna parte de mi cerebro (y mi ego vencido) durante veinticinco años. Los otros días leyendo un libro, “Animal de Radio” de Lalo Mir y Carlos Barragán donde trataban -para mi sorpresa el mismo tema- Barragán da tres variaciones posibles al misterio del camello y de la aguja.
O Sea:
“Versión 1: Camello de verdad, aguja de verdad, ricos fuera del cielo.
Versión 2: Camello de verdad, aguja de mentira, los ricos pueden entrar pero les va a costar.
Versión 3: Aguja de verdad, camello de mentira (kamilos es cuerda) los ricos entran al reino de los cielos como por un tubo.”
A través del tiempo el cristianismo pasó de ser una religión marginal nacida en la periferia del Imperio Romano, al fenómeno global (muchas veces mediático y multinacional) que hoy conocemos. Y creo que a medida que los ricos se fueron convirtiendo al cristianismo, cada vez fueron aceptando menos que Cristo los hubiera dejado fuera del paraíso, así, en una sola frase. Acostumbrados desde hace siglos a hacer lobby para entrar donde quieren, este fenómeno no tardó en manifestarse en las interpretaciones que los exegetas bíblicos hicieron de la frase. Coincido con Barragán en el texto de su libro donde dice que si los pobres hubieran sido los aludidos por el Señor en el tema de la aguja y el camello (acostumbrados a quedarse siempre afuera de tantos lugares) hubieran tomado todo con “cristiana resignación”. Y coincido con también Mafalda cuando (en su atemporal sabiduría) sentencia que : “para amasar una gran fortuna hay que hacer harina un montón de gente”.

Fuente: “Animal de Radio”, Lalo Mir, Carlos Barragán Editorial Sudamericana, octubre 2003.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Eso de que 'kamelos' (κάμηλος) significa 'cuerda' no aparece absolutamente en ningún diccionario de griego, sino que todos lo traducen exactamente como 'camello', y muchísimo menos 'trupema rhaphis' (τρύπημα ῥαφίς) puede significar algo distinto de una aguja de coser (ῥάπτω, 'rhapto', es una palabra primaria que significa literalmente 'coser' y ῥαφίς se deriva de manera directa). Esas historias son invenciones de algunos para confortar a los adinerados, estar a buenas con ellos y justificar sus propios actos.

Jesús dijo lo que dijo, y fue: "Otra vez os digo que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios." (Mat 19:24). A continuación aclara que esto es así si Dios no hace un milagro. El concepto queda meridianamente claro excepto para quienes quieran manipular y retorcer la Palabra.