jueves, 24 de febrero de 2011

EPICAMERICA

Soñé aquellos que cabalgaron los mares oscuros,
Montados en dragones de leño con fauces abiertas,
Los cascos con los cuernos, los destellos en sus hachas,
Los escudos de cuero tenso soñé.
Soñé al genovés Cristóbal, y a Colón: su mito.
Soñé a Fernando - anodino - de Aragón,
Soñé a Isabel: La católica de Castilla,
Soñé su ambición, soñé sus joyas,
El preludio de la conquista española soñé.
Soñé tres naves con velas y cruces templarias,
Las soñé empujadas y henchidas por el fatuo viento,
Soñé el sueño de los cálculos y los desvelos nocturnos de Cristobal,
Soñé la disentería y el motín,
( “No hay viento a favor para el marino que no sabe dónde quiere ir” )
Soñé a Rodrigo de Triana gritando: ¡Tierra!
La cruz y la espada soñé.
Soñé Américo Vespucio y la bendita América,
Soñé a Tenochitlán,
Soñé que mis hermanos los indios,
Confundían a Quetzacoatl, la serpiente emplumada,
Con otro tipo de serpiente:
Soñé a Hernán Cortez y su crueldad infinita,
Soñé las piernas abiertas de “La Malinche”, y la caída de Tenochitlán.

Soñé a Francisco Pizarro,
Lo soñé soñado por la fiebre del oro,
Lo soñé cortar y apilar más cabezas,
Que la divina y pagana Kalí, en las lejanas tierras de India,
Soñé al soldado que contenía a San Ignacio, soñar la Compañía de Jesus,
Lo vi soñar la vida de los santos mientras le cicatrizaba una pierna,
Lo soñé soñar sus ascesis, y el olor a la carne quemada de los pecadores,
Soñé sus misiones y la proscripción de sus misiones por orden de Carlos V,
Papas blancos y papas negros soñé.
Soñé el final de un Imperio:
Que no es otra cosa que un destello de luciérnaga, en la oscura noche de los tiempos.
Soñé a Machu - Pichu y el último intento indígena
De resistir lo irresistible.
Soñé millones de nativos americanos muertos,
Soñé culturas extinguirse y dejar tras de sí,
Halos de ensoñación y fantasmagoría.

Soñé al Mayflower y sus puritanos tripulantes atravesar el Atlántico,
Los soñé firmar un pacto con Dios, el 11 de noviembre de 1620.
Los soñé sentirse un “pueblo elegido”,
Un nuevo Israel legitimado para aniquilar “Cananeos”,
Soñé que mis hermanos los Penobscot,
Los Narranganset, los Pequot, y los Massachusets,
Se sentían invadidos.
Los soñé atacando,
Los soñé por primera vez en esta historia,
Llamar al invasor pálido por su nombre: “yankee”.

Soñé la polarización de América,
La del norte protestante,
La católica del sur.
Soñé el exterminio de los nativos del norte,
Soñé a Toro Sentado,
Al místico Alce Negro,
Al valiente Gerónimo,
Al glorioso cacique de Seatle
Y a su gloriosa y Piel Roja respuesta al Presidente de los Estados.
Soñé al hombre blanco esclavizar al Hombre Negro,
Soñé a mis hermanos Africanos raptados de su madre,
Apiñados, cargados, meados y vomitados en naves infectas,
Soñé el látigo y las plantaciones,
Las ejecuciones, el algodón y Lincon,
Soñé el Blues, “crossroads”, el Ku Klux Klan y Robert Jhonson,
Al valiente Malcom X y al gran Matrin Luther King -gracias a Dios- soñé.
Soñé a españoles y portugueses,
Exterminar a los nativos del Sur,
Y volví a soñar a Cortez y a sus vísceras negras,
A Pizarro y sus fatuas ensoñaciones s de oro,
Soñé Albar Nuñez Cabeza de Vaca,
Soñé a Elcano, al bravo Caupolicán,
Al grande y bendito Tupac Amaru,
Soñé a los Charruas matar y digerir a Solís,
Soñé a Magallanes y a su vano estrecho,
Lo soñé dando su ufana vuelta al mundo.
( Los vikingos soñar volví )

Soñé a China y su camino de la seda,
Soñé a Francia con un collar de cabezas cortadas y enhebradas,
Más grande que el de la divina y pagana Kalí,
Soñé a Dantón y a su terror provisorio,
A María Antonieta y su última, agónica y definitiva carta,
Soñé a Robespierre subir a su propio cadalso
Rodar su cabeza junto a la de sus reyes,
Soñé gritos irreversibles de libertad igualdad y fraternidad tribal.
Soñé que España caía ahogada en su oro y en su sangre,
Soñé al genial Corso, que a su vez había soñado a Julio Cesar,
Soñé sus gloriosas campañas,
Soñé a Talleyrand conspirar contra el,
Soñé las nieves eternas de la Rusia eterna,
“ La cíclica batalla de Waterloo” y la nieve manchada de rojo,
Soñé el metódico arsénico,
La isla de Elba y el adiós definitivo.
Soñé los gritos de independencia Americanos,
Soñé a la Masonería levantar columnas templarias,
Soñé que los Ingleses veían en Washington, la figura de Judas,
Soñé los vientos de independencia del norte blanco, protestante y anglosajón,
Soñé los vientos de independencia del sur blanco, católico y latino,
Soñé que era negocio para las oligarquías independizarse,
No obstante soñé a Bolivar idealista,
Grande, intelectual, estratega y libertario.

Soñé a José de San Martin, al “santo de la espada”
Al químicamente puro, cumplir su misión pasados los treinta,
Lo soñé atravesar los Andes: enfermo, combativo y dhármico.
Lo soñé como Arjuna en el Bahagavad Gita,
Combatiendo contra los oníricos Kaurava
En el ilusorio drama de su vida,
Soñé el encuentro de Guayaquil, y sus masónicas salutaciones,
Soñé el fin de los españoles en América Latina después de mares de sangre,
Y soñé a O´Higgins en Chile, a Santander en Colombia,
A Juan Pablo Duarte y Diez, a Sebastián Olembe,
Al glorioso Tousaint Lovertour soñé.
Soñé a los sangrientos y corajudos caudillos,
A Güemes y la montonera entre los espinales,
Al Chacho Peñaloza, a Facundo y la barbarie,
Al gran Sarmiento y su civilización,
Soñé su “on ne tue point les idees”,
Lo soñé saliendo del profundo ostrasismo de San Juan,
A la ufana presidencia,
Soñé que el impersonal frío del bronce lo invadía,
El día que dejó su cuerpo en la soledad del exilio,
“Educar al soberano”, sigo soñando.

Soñé a Manchester y las aglomeraciones del Ruhr,
El principio de la producción en líneas y masa,
Soñé el no retorno de los procesos de producción
Como nunca antes en la historia de la humanidad,
Soñé el cambio de la leña por el carbón de piedra,
Y el enroque del carbón por el petróleo,
Soñé la Revolución Industrial: La primera y la Segunda,
Soñé la profecía de Hobbes: homo homini lupus.
Soñé hombres y mujeres apiñarse,
En infectos y enloquecidos conglomerados urbanos,
Dando todo por nada al Goliat capitalista.
(Al David de la melena alemana soñé).
Nemos profeta patria, nemos profeta patria,
Soñé a Engels, el primer burgués con cargos de conciencia,
Soñé que Vladimir Ilich Ulianov había soñado una revolución,
La que Marx había soñado en Alemania,
Lo soñé soñando en las nieves eternas de la Rusia eterna,
Soñé a Nicolás soñar profundos, ingrávidos,
Algodonados y nocturnos sueños Reales.
Soñé al visionario Rasputín soñar su propia muerte,
La del Zar, su devota esposa y sus hijos,
Soñé que la gente llamaba a Vladimir por su nombre: Lenin.
Soñé la revolución del 17, la muerte de Nicolás,
Y el cadáver de Lenin embalsamado en la Plaza Roja,
Soñé la crueldad infinita del nuevo Zar: José Visarionovich Jugachvili,
Las purgas de Stalin, el “suicidio” de su segunda y asqueada esposa,
La superpotencia y la caída de la superpotencia soñé.

Soñé La Gran Marcha de Mao,
Y a los inúmeros y hambrientos chinos seguirlo,
Lo soñé leyendo a Sung Tsu y a los poetas,
Lo soñé jugando al wei-chi con un ejército espectral,
Soñé su revolución en la revolución de la revolución,
Y a gran número de chinos en la cárcel,
Soñé a Mao recluido en los intestinos de La ciudad Prohibida,
Soñé que el temor de los chinos lo seguía venerando,
Y soñé a sus súbditos cincuenta años más tarde,
Traficar con Coca Cola en Plaza Tien-An-Meng
Soñé a Japón de la era Meiji,
Lo soñé occidentalizase por decreto imperial,
Soñé la brutal apertura de la isla al mundo,
La anulación de los samuráis como casta,
La sublevación de Kumamoto de 1876,
Soñé la profética Liga del viento divino,
Y la guerra ruso-japonesa,
La industrialización de hormigas,
Pearl Harbor, los gloriosos kamikazes,
Hiroshima, Nagazaki y el hongo radioactivo,
El emperador que se vuelve hombre,
Soñé a Mishima y a su íntimo puñal en la palabra,
Soñé su último seppuku,
Soñé a Kawabata respirar el gas, de su disolvencia Zen.
Soñé a Japón dormir un sueño post-industrial,
Ebrio de realidad virtual, de Yakuza y tecnología de avanzada.
Soñé sus nuevos seres humanos.

Soñé al águila de tiras y estrellas,
Tomar conciencia de su poderío y su fuerza,
La soñé dueña del mundo: un crisol de razas y pueblos,
La soñé soñar como el antiguo imperio de los césares ,
Y extender sus límites sutiles, más allá de lo conocido,
La vi comerse al invencible oso,
La ví jugar con la Pax Augusta, como otrora los Romanos,
La vi seduciendo con los oropeles del consumo ilimitado,
Y soñé a Poe soñar su vida, a Whitman cantar la suya,
A un mafioso soñar Las Vegas,
A Hemingway volarse los cesos, a Faulkner soñar su Sur.
A Crisálida-Capote esperar convertirse mariposa,
A Stenibeck filocomunista , a Warhol en el país de las maravillas,
A Bukovsky en “la otra América”,
Al genial y reencarnado Patton combatir su guerra privada en un film,
A Hendrix, Morrison y Janis autodestruirse,
A Marilyn, Elvis, Ginger and Fred entre lentejuelas y purpurina.
Soñé al Aguila en tantas y tamañas guerras,
La de secesión, La primera y La segunda:
( Soñé que se desarrollaron solo en Europa pero fueron “mundiales”),
La soñé en Corea y en Vietnam, persiguiendo “demonios rojos” y fantasmas negros,
( Soñé al genial Stone reconstruir sus propios infiernos en celuloide ) ,
Soñé el 11 septiembre y las Twins Towers,
¿Era necesaria tanta sangre para apagar tanto fuego?,
“Solo la serpiente conoce las patas de la serpiente”.

Soñé a los barbados de Cuba, navegar en una cáscara de nuez,
Sostener en apostólicos doce, una revolución imposible,
Contra un tirano imposible,
( “la cíclica lucha de Patricios contra Plebeyos” soñé ),
La de David contra Goliat en el corazón de la Sierra Maestra,
Con ametralladoras e ideologías a prueba de balas,
Soñé a Castro, el patricio abogado de la izquierda,
Al argentino Guevara de la Cerna, y a su mito: “El Che”,
A Cienfuegos en caída libre piloteando un avión sin retorno,
Soñé a Silvio Rodríguez y a Pablo en guitarra, a Guillén en rima,
A “Bola de Nieve”, a Celia Cruz en voz.,

Soñé a mi Argentina y a sus mitos:
El Che,
Gardel, Evita, San Martín, Rodrigo y Maradona,
Soñé el dulce de leche,
Soñé a Borges, el tango, Pichuco y la birome,
Soñé a Máxima, la flor más delicada y sugestiva en el jardín de Holanda,
Soñé que el tango culminaba en ricas cortes, su largoa viaje iniciado en lupanares,
Soñé a Perón, “Al Peludo”, Subiela, Solanas y Piazzolla: un mate amargo y se me pianta un lagrimón.
Soñé al ufano “Granero del mundo”, a los infames y la bicicleta,
A los desaparecidos, sus madres, hijos y abuelas.
Soñé Malvinas a corazón abierto,
A Parravicini, su “lider gris” y su futura “tierra de promisiones,”
Soñé a las generaciones futuras en Internet y “la aldea global .”
Soñé una sola casta: La de humanidad,
Una sola ciudadanía: la del mundo,
Un solo Dios: El amor,
Soñé que así será,
Soñé que así sea...

Nov 23 1999

1 comentario:

Rodolfo Ruiz dijo...

Bella. Majestuosa. No se puede dejar de leer una vez que se comienza. Y por alguna razón que no alcanzo a identificar me produce mucha tristeza, mucha...