lunes, 18 de agosto de 2008

BATMAN Y EL GUASON UN SOLO CORAZÒN


Al niño que hay en mí, mi mujer lo sorprendió con un regalo que el adulto, no se hubiera permitido: un par de entradas para ir a ver “Batman el caballero de la Noche”. A pocos minutos de empezada la película ya había sucedido lo inevitable, yo estaba encantado con el Guasòn que, en comparación con el hombre murciélago (ni hablar del aburrido Bruce Wayne) me resultaba fascinante. No digo que el resultado era predecible, ya que desde chico simpatizaba más con la trágica suerte de los maleantes, que con los predecibles triunfos de los engominados superhéroes. Digo que Batman (la disociación sicótica de un millonario que en su tiempo libre se dedica a la cacería de delincuentes con costosísima tecnología) resulta poco interesante al lado de la perturbadora iniquidad del Guasón. El payaso resulta siempre coherente y creativo en su malignidad pero en general -si uno analiza la mayoría de los cómics- los villanos siempre se muestran tal como son y son los héroes los que deben mantener una doble vida: Clark Kent/periodista/Superman, Peter Parker/fotógrafo/sobrino ejemplar/Hombre araña, Wayne/filántropo/empresario/Batman. Como en la novela de Stevenson (Dr.Jekill y Mr.Hyde), lo que se oculta adquiere una categoría terrible y siniestra para quién lo lleva.
A esto me suena el nuevo Batman, donde flota todo el tiempo la idea de que nada es para siempre y nada es lo que parece ser. Donde no hay moralidad intachable ni ética que a priori no termine sucia.
Si bien el problema filosófico que desatara el Dr Jekill en la soledad de su laboratorio parte de lo mismo y crítica a una época. El hecho que el film se apropie de esta idea me gusta, torna por momentos el contenido oscuro y denso pero con sustancia.
Batman es indistinguible de sus enemigos en cuanto a la metodología que utiliza para combatir el mal. De hecho el hombre-murciélago combate a la violencia con más violencia, al crimen con la violación de la ley en pos de un fin superior, al diablo con las armas del diablo. Batman todo el tiempo le hace honor a Maquiavello. Lo único que lo distingue de sus malhechores perseguidos es la incapacidad del enmascarado ante el hecho de matar….cuando puede terminar con alguien que le inflinge dolor, Batman lo perdona, lo salva… y todo vuelve a empezar.
Si en términos jungueanos Batman es “la sombra” de Wayne, entonces el Guasòn es “la sombra de la sombra”. De hecho en un momento de la película, el siniestro y sádico payaso le declara a Batman que no quiere destruirlo porque èl –en realidad-“lo complementa”. Más que un desafío parece toda una declaración de amor a un sadomasoquista millonario que vive solo, que juega con disfraces de cuero negro, con la única asistencia de un viejo mayordomo, y que tiene una doble vida que denota tendencias violentas y compulsiones neuróticas. En este punto cabe preguntarse si toda esa violencia no es en el fondo un juego perverso de seducción.

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