Tengo un amigo (biólogo, genetista renombrado, muy
interesado en la antropología) separado de hace relativamente poco. Sobrevive
en un departamento dos ambientes lleno (cuando digo lleno es repleto) de
libros, apuntes, papers con una diminuta cocina. Baño ínfimo. Cuando nos vemos
arremete con largos soliloquios generalmente dirigidos contra el sexo opuesto.
Por ejemplo, el último: “Uno de los problemas que tenemos los hombres es que
muchas personas –y aquí me estoy refiriendo a las mujeres- piensan que los
hombres no tenemos problemas. ¿Sabès? Cecilia (su ex) piensa que un ser al que
no le importa si las ventanas están limpias, que sea incapaz de quedarse
embarazado, o que pueda llevar
prácticamente el mismo traje toda la vida (para trabajar, salir a cenar, ir a
misas, casamientos , fiestas y comuniones) y luego ser enterrado con él (sin mencionar que puede orinar de pie o que
tiene todas las medias de un mismo color) ….es un ser que no tiene
problemas...¿Entendès?¡ Si hasta para ir al baño los hombres tenemos
problemas!!.
-¿Qué querès decir Berty? Le pregunté intrigado ¿Es una
metáfora? ¿No?
-“No no es una metáfora y te lo digo como biólogo; lo que
quiero decir con esto, es que para los hombres orinar reviste una importancia
que va mucho más allá de la mera eliminación de los fluidos corporales. Se
trata de una afirmación territorial en toda regla. De ahí que cada vez que un
hombre va a un baño público tenga que enfrentarse con un problema crucial: ¿Qué
migitorio usar? Su objetivo es evitar a toda costa orinar al lado de otro
hombre, pues entonces estaría violando el territorio del macho- vecino: es un
atavismo ¿Viste?. Supongamos (y aquí empezó la clase magistral con pizarrón y
todo) que el baño tiene una fila de cinco urinarios según el siguiente esquema:
1
|
2
|
3
|
4
|
5
|
Supongamos que entra al baño un hombre “A” y no hay nadie en
el baño. Casi con toda seguridad elegirá un de los urinarios situados en los
extremos: el 1 o el 5. Porque sabe que así estará lo más lejos posible del
siguiente hombre que entre al baño. Supongamos que elige el urinario 5, la
situación quedará así:
1
|
2
|
3
|
4
|
Hombre A
5
|
Cuando entre un hombre “B”, siempre erigirá el 1. Jamás de los jamases, ni en un billón de años
erigirá el 4. Semejante cosa haría que el hombre “A” se alarmara al punto de
subirse la bragueta (posiblemente lastimando su hombría) antes que permanecer
ahí. Puede que el hombre “B” sea una persona abierta y para nada moralista (sin
perjuicio para los amigos gays) pero aún
así, a baño vacío, jamás orinaría al lado de “A”. De modo que ahora la
situación quedará así:
Hombre B
1
|
2
|
3
|
4
|
Hombre A
5
|
Y cuando entre el hombre C, está clarísimo que elegirá el
urinario 3. No es que lo vuelva loco la idea, pero por lo menos tiene un
urinario-barrera a cada uno de sus flancos:
Hombre B
1
|
Urinario-barrera
2
|
Hombre C
3
|
Urinario-barrera
4
|
Hombre A
5
|
Si ahora entra un individuo D, el sí se enfrentará a un
verdadero problema de hombre: elija el urinario que elija estará a lado de dos
hombres. Esto resulta muy molesto. Es altamente probable que D decida orinar en
un baño cerrado. O que quede libre un sitio con sus correspondientes
urinario-barreras a los cosatdo (o irse a un rincón y hacer pis en la pared. De
modo que el esquema mutará de la siguiente manera:
Hombre D
Hombre B
1
|
Urinario-barrera
2
|
Hombre C
3
|
Urinario-barrera
4
|
Hombre A
5
|
Si el individuo D eligiera uno de los urinarios
disponibles (supongamos el 4) tanto él
como los hombres C Y A, se quedarán paralizados, mirando fijamente al frente, como
si en la pared estuviera escrita la
fórmula para transmutar el plomo en oro. Morir antes que cruzar una mirada- Este
es el lema de los hombres en un baño público”- dijo mi amigo con un marcador en
la mano y ojos de sicótico.
Soy consciente de dos cosas:
a) Berty
cual “neo-separado” tiene mucho tiempo libre (no quise escribir al pedo) solo y encerrado en
un micro departamento sin compañía femenina (ni felina) a la vista.
b) Que
las lectoras pensarán que me estoy inventando todo esto. Pero les pido que le
pidan al hombre de su vida que lean este artículo: seguro asentirá con la
cabeza en señal de reconocimiento.
-Tanto hablar de pis me han dado ganas de ir al baño- le
dije a mi amigo.
- No tengo- me contestó- hace quince días que espero a un
plomero que nunca llega… vas a tener que ir al bar de abajo..
1 comentario:
Verdad absoluta. Sin dudas.
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