lunes, 13 de junio de 2011

Poema Económico-Ecológico - Bukovskiano II

Durante dos siglos,
El 20 por ciento: los opulentos,
Han usufructuado,
Del 80 por ciento de los recursos mundiales,
Han producido el 70 por ciento,
De la basura que hoy nos tapa,
De la contaminación que hoy nos agobia,
Y de la cual no sabemos que hacer,
Mientras que al otro mundo,
( Al 80 por ciento de las almas restantes ),
Le han quedado migajas,
Tan solo migajas,
Las sobras del plato de los gigantes.
Migajas.
No hay más planeta para despilfarrar,
No más ideología del consumo ilimitado,
Del consumo irrestricto,
No más progresión geométrica ni aritmética,
No más modo alguno, ni planeta disponible,
Para que los pobres salgan de su covacha.
Ni recursos para dilapidar,
Ni espacio para construir y consumir,
Ni lugares para acopiar venenos industriales,
Venenos radioactivos,
Venenos cloaca les,
Y otros tóxicos surgidos de los rituales económicos.
Ha llegado el momento de pagar el precio,
Por tanta disipación: tanta fiesta y trasnochada,
Así como una vida personal disoluta,
Lleva tarde o temprano a la enfermedad crónica,
Así mi planeta: tu planeta, nuestro planeta,
Se halla agonizante,
Con sueros, sondas y máscara de oxígeno,
Con cardiogramas, agujas y tomografías computadas.
Nunca antes encaró la humanidad,
Incógnitas sobre el propio futuro,
Tan desconcertantes como estas,
Tan graves como estas,
Nunca antes la humanidad,
Ha debido dar tanta respuesta junta,
Tanta y sin pérdida de tiempo,
Tanta sin dilaciones ni malabarismos retóricos,
Tanta y con acciones tan específicas,
¡Tanta , y concretamente tanta!,

La epopeya de las epopeyas,
La del hombre como hombre,
Como bicho y como especie,
La de su futura supervivencia,
Está en sus propias manos: está ¡ Y le quema !
El hombre no se ha contentado con ser hombre,
El hombre ha aspirado a ser deidad,
El hombre ha tratado desaprensivamente,
De mejorar lo inmejorable: la Madre de las Madres,
La divina creación, la Madre Tierra.
Mis hermanos, en esta larga epopeya,
Que arranca en la lejana noche de los tiempos,
Han sometido con obsesión y método,
A sus hermanos de otras especies,
A su entorno mediato e inmediato,
Perdiendo la visión del conjunto,
Despreciando la relación simbiótica con sus semejantes,
De cooperación con el medio que lo contiene,
Abandonando el camino de la conquista,
De aquellos valores que por siglos,
Lo habían ligado a las realidades del espíritu,
A sus símiles,
A sus hermanos de otras especies,
A su entorno y al entero cosmos.

El hombre maldice las cadenas,
Que el mismo ha forjado,
Bruñe las cadenas que lo están asfixiando,
Que lo están matando,
Que lo están comprimiendo.
Aprendiz de mago ha conjurado fuerzas,
Que no sabe ya controlar,
El espíritu del “crecimiento ilimitado”, se le ha vuelto en contra.
Y en esta extraña alquimia de hombre mas tecnología,
Se habla de elevar “el estilo de vida”,“ la calidad de vida”,
Pero jamás se reflexiona sobre el sentido de la vida,
En ciudades ya invivibles, mutiladoras de la imaginación,
Atrofiadoras de la sensibilidad,
De individuos, que pasan por esta vida,
Comiendo y excretando los símbolos del consumo,
Ya que: “La desnaturalización del hombre
No es otra cosa, que su bestialidad asumida como credo”.

No es el mundo lo que concluye,
¡No, de ningún modo!, lo que decae y apesta,
Es un concepto de mundo,
La forma de estar en él y transformarlo.
Y en medio de esta agonía,
De politicastros que embeben de verde sus bífidas lenguas,
Que tiñen de verde sus desgastados discursos,
De politicastros que ayer no distinguían un álamo de un sauce,
De instituciones que verdifican sus tradicionales dinteles,
De emprendedores que se suben al caballo ecológico,
( Al hueco caballo verde),
Que fomentan nuevas rutinas de eco-consumo,
Nuevos naturismos: modas que matizan,
El duro oficio de sobrevivir,
En este contaminado universo.
En medio de esta absurdidad,
De industrialismo patológico,
De falsos profetas predicadores de tecnologías omnipotentes,
De fetichismos económicos y de mercado,
Mi hermanos del primer mundo no tienen la mínima intención,
De viajar rumbo a la frugalidad,
De ceder los restos del privilegio de la vieja abundancia,
Es mas: predican que todo aquello que no calce en sus esquemas,
Está condenado al fracaso.
Cual enfermo terminal empecinado,
En convencernos que su agonía,
Es la gloria de nuestra especie.

Las decisiones cruciales de nuestro destino,
Son tomadas por “otros”,
“Otros”a los que la gente percibe,
En forma de estereotipos e ilusiones,
De politicastros de idoneidad dudosa y moralidad escasa,
Adoptados como “el padre bueno” que resolverá todos los problemas,
O “el padre malo” al que se culpará de todas las desdichas.
La cotidianeidad es atiborrada por rutilantes “astros y estrellas”,
Del cine, de la canción, del Jet-Set, de la política y el deporte,
La gente vive en una frívola y narcotizanda ficción,
En un ejercicio de simulación de la vida televisado en directo,
En un narcótico estado de irresponsabilidad militante,
Donde toda vía de ovación de la realidad es bienvenida,
Donde “la naturaleza” a pasado a ser tan descartable,
Como los pañales del bebé, el papel higiénico, o los condones :
Cuanto más lejos se los tire - se los saque rápido de la vista- mejor.

La mayor parte de nuestra especie,
Muchedumbres inconmensurables de hermanos durmientes,
Pasa de largo por la vida: nacen, crecen, se reproducen y mueren,
Sin desarrollar mínimamente los “talentos” de la parábola del Nazareno,
Son el lubricante de un maquinaria deshumanizada,
Cuyo objeto central y dominante, es el lucro y nada mas que el lucro,
Lucro: deidad pagana entronizada por encima de cualquier otro valor,
Lucro: enalzado en un templo llamado mercado,
Con sacerdotes, profetas y profetizas.
Con modernas vestales encargadas de mantener el fuego eterno,
Ya no nos comemos los unos a los otros como en tiempos pretéritos,
Pero el canibalismo sigue vigente, por encima de las glorias tecnológicas,
“La ley del más fuerte” predomina,
Y los seres humanos nos hemos vuelto tan descartables,
Como el adminículo más trivial, de la más triviales de las máquinas.

No es el mundo lo que concluye,
¡No, de ningún modo!, lo que decae y apesta,
Es un concepto de mundo,
La forma de concebirlo, de estar en él y transformarlo.
La construcción de una Sociedad Ecológica, será obra de individuos
Impregnados de otros valores,
Incapaces de dejarse desanimar por las enfermedades del progreso material:
La depredación vandálica, la ignorancia y la desaprensión
La mediocridad y la indiferencia.
Toda nueva cultura, todo nuevo mundo,
Toda nueva sociedad y visión,
Se gesta en el vientre de la que la precede,
No en el aséptico tubo de ensayo,
No a gran distancia del mundanal ruido,
No en la torre de marfil con modelos de tiza y pizarrón,
Es necesario dejar de repetir los “tics” de una cultura moribunda,
Que se devora a sí misma por impotencia, por miedo a la muerte,
Por ceguera masiva o manipulación colectiva.
Es necesario encontrar nuevos puntos de partida,
Con otros que vibren en la misma frecuencia que uno,
Fluyendo hacia lo que vaya configurándose paso a paso,
No es un proceso de reclutamiento de adeptos, ni siquiera una cruzada,
Ni una marcha espectacular, ni una verde evangelización.
No es cuestión de calidad ni cantidad,
Es cuestión de “impecable intensidad”,
Para nosotros . Para nuestros hijos.
Y los hijos de los hijos de nuestros hijos.
Que así sea.

3-05-99

1 comentario:

Rodolfo Ruiz dijo...

¨... una cultura moribunda, que se devora a sí misma por impotencia, por miedo a la muerte...¨
Es ese miedo a morir lo que nos hace matarnos entre nosotros? Quizás para obtener una leve ventaja y vivir un minuto más que el prójimo? O vivirlo mejor?
Si es así, entonces el ¨sálvese quien pueda¨ que tu maravilloso poema denuncia, no es más que el miedo atávico del hombre a la no existencia.
Deseémonos suerte.