Cuando un ideal es defendido con la vida este toma la forma de aquello que lo defendió. Adquiere sus rasgos, perdura en el tiempo con su semblante. Reverbera en los años con su nombre. Las leyendas se nutren de eso. Los antiguos griegos lo sabían perfectamente: belleza, heroísmo y desaparición temprana; eran los condimentos con los que se conjuraba un héroe. Para la historia, para el mito o para ambos.
El Che es esa polisémica figura con la que la rebeldía tomó un cuerpo de hombre y lo hizo icono de un siglo sangriento, complejo y contradictorio. Es más, no se puede comprender ni concebir el oscuro siglo XX sin el paso de este argentino por sus años. Porque el Che es uno de los varios misterios que cohabitaron en el cuerpo de Ernesto Guevara: El frágil hijo de una familia tradicional, el joven bohemio, el universitario mediocre, el médico, el militante, el guerrillero, el escritor, el comandante, el ministro, el intelectual, el padre, el marido, el “homicida” (para sus detractores), el mito.
Cual agnóstica deidad de varios rostros, en una sola lectura para la vida del Che, Guevara resulta siempre insuficiente y viceversa. El concepto de misterio es connatural a su existencia ya que de él no se entienden varias cosas. En general lo que hizo y por qué lo hizo.
En particular:
-No se entiende como el niño bien de una familia acomodada abrace la causa de los desprotegidos y explotados muriendo por ellos.
-No se entiende como el mediocre estudiante de medicina se transforma en un intelectual brillante.
-No se entiende la metamorfosis del bohemio inofensivo en guerrillero letal.
- El paso del asmático crónico al tipo que (fumando pipas y habanos) trasciende sus límites físicos.
-No se entiende (o sí) como es que habiendo llegado al la cúspide del poder deje todo (incluidos mujer y cinco hijos) para ir a morir en la ignota localidad de La Higuera.
Pero por sobre todo –y ya en Bolivia- no se entiende porqué comete errores fatales. Por qué se contradice a sí mismo al no actuar (o actuar puntualmente al contrario) de como el mismo aconsejara en su “Manual de guerra de Guerrillas”. ¿Tozudez? ¿Auto boicot? ¿Sabía que nadie le hace sombra a los Castro y que si volvía a Cuba su suerte iba a ser –quizá- la de Camilo Cienfuegos? Bueno, estos misterios no son develados por Sodemberg en su film, que opta por una precisión estética indiscutible (como solo un hijo de Hollywood sabe lograr) perfecta en las formas pero sin la pretensión de llegar a una verdad sobre el complejo Guevara. Está bien, no es obligación del cine hacerlo, ni la de ningún arte, pero uno espera que se juegue por una alternativa…aunque sea contraria. Sodemberg en vez fotocopia con precisión “El Diario de Bolivia” y lo lleva a la pantalla, sostenido por la actuación impecable de Benicio Del Toro que sí se sumerge en el personaje. Y si bien –tal y como dijera Perón- “esto de la guerrilla es más viejo que mear en los portones”, la incógnita del guerrillero más reconocido queda. A pesar de Sodemberg.
El Che es esa polisémica figura con la que la rebeldía tomó un cuerpo de hombre y lo hizo icono de un siglo sangriento, complejo y contradictorio. Es más, no se puede comprender ni concebir el oscuro siglo XX sin el paso de este argentino por sus años. Porque el Che es uno de los varios misterios que cohabitaron en el cuerpo de Ernesto Guevara: El frágil hijo de una familia tradicional, el joven bohemio, el universitario mediocre, el médico, el militante, el guerrillero, el escritor, el comandante, el ministro, el intelectual, el padre, el marido, el “homicida” (para sus detractores), el mito.
Cual agnóstica deidad de varios rostros, en una sola lectura para la vida del Che, Guevara resulta siempre insuficiente y viceversa. El concepto de misterio es connatural a su existencia ya que de él no se entienden varias cosas. En general lo que hizo y por qué lo hizo.
En particular:
-No se entiende como el niño bien de una familia acomodada abrace la causa de los desprotegidos y explotados muriendo por ellos.
-No se entiende como el mediocre estudiante de medicina se transforma en un intelectual brillante.
-No se entiende la metamorfosis del bohemio inofensivo en guerrillero letal.
- El paso del asmático crónico al tipo que (fumando pipas y habanos) trasciende sus límites físicos.
-No se entiende (o sí) como es que habiendo llegado al la cúspide del poder deje todo (incluidos mujer y cinco hijos) para ir a morir en la ignota localidad de La Higuera.
Pero por sobre todo –y ya en Bolivia- no se entiende porqué comete errores fatales. Por qué se contradice a sí mismo al no actuar (o actuar puntualmente al contrario) de como el mismo aconsejara en su “Manual de guerra de Guerrillas”. ¿Tozudez? ¿Auto boicot? ¿Sabía que nadie le hace sombra a los Castro y que si volvía a Cuba su suerte iba a ser –quizá- la de Camilo Cienfuegos? Bueno, estos misterios no son develados por Sodemberg en su film, que opta por una precisión estética indiscutible (como solo un hijo de Hollywood sabe lograr) perfecta en las formas pero sin la pretensión de llegar a una verdad sobre el complejo Guevara. Está bien, no es obligación del cine hacerlo, ni la de ningún arte, pero uno espera que se juegue por una alternativa…aunque sea contraria. Sodemberg en vez fotocopia con precisión “El Diario de Bolivia” y lo lleva a la pantalla, sostenido por la actuación impecable de Benicio Del Toro que sí se sumerge en el personaje. Y si bien –tal y como dijera Perón- “esto de la guerrilla es más viejo que mear en los portones”, la incógnita del guerrillero más reconocido queda. A pesar de Sodemberg.
3 comentarios:
Le entró un Cristo en el cuerpo a ese hombre.
Como al hijo del carpintero judio, a este rugbier bonvivant de mediaterras se le metió el Espíritu Divino por el upite y no tuvo más remedio que seguir el camino de los elegidos...¡Que bien Benicio del Toro calzándose los huesos argentinos!...¡Actoraso!...otra que Gerardo Romano con nariz de plastilina!
Buen blog, Nani...tu amigo pescado hociqueando en el ojo ciego
Jamás entendí la misma incógnita que planteás y en principio me sorprendió que pudieras esperar encontrarla en una película. Sin embargo, luego de pensar el tema varias veces, llego a la conclusión que jugarse por una respuesta era en realidad lo único que podía esperarse de este film (dando por descontadas la calidad y las impecables actuaciones).
Dicho esto, considero que la visión "lateral" que tomaste del film es intelectualmente impecable.
Lamentablemente yo tampoco tengo una respuesta válida, porque la que creo tener es tan absurda que no puedo digerirla.
Además, tampoco voy a ver la película. A pesar de Sodemberg.
El director siguiendo los pasos de escritores..periodistas...etc...
mistifican la figura del Che ...han descubierto que solo perdura como un objeto meramente comercial..creo que esta película no es nada más que eso...
Quien fue el Che??? nadie...nada... una vida como tantas... sueños, violencia..estupideces..hoy solo son huesos en una tumba...con una historia que ni siquiera escribió y con una imagen que solo es una marca comercial ...
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