martes, 7 de agosto de 2007

INFOADICCION

La información por sí sola y en sí misma no se vincula con la vida. Si no existe un marco referencial en donde podamos poner esos datos, si no existen parámetros o reseñas personales que nos sirvan para contrastarla, utilizarla o intercambiarla, no tiene valor. Pero existe un nuevo síndrome , una tendencia creciente que nos impulsa a acumular información “por la dudas”, sin una finalidad aparente: la infoadicción. Necesitamos conexión permanente con las principales cadenas de televisión, las emisoras de radio que nos cuentan que es lo que pasó en el resto del mundo o con la vedette del mundo globalizado: su majestad Internet.
Sumidos en nuestro papel de espectadores del mundo necesitamos nutrir constantemente los ojos, proporcionarles consumo visual y mantener una regularidad en el alto nivel de estimulación al que nos hemos (¿O nos han?) acostumbrado.
La vorágine de consumo de imágenes, el afán por estar informados, la necesidad de conexión permanente con el resto del planeta y el ansia de conocer permanentemente lo que está ocurriendo en cualquier momento, tiene como resultado una saturación informativa que –muchas veces- no pasa de un empacho de datos.
Basta abrir esa ventana al mundo que es Internet para asomarse a un vértigo inusitado de posibilidades, como quien se asoma a un precipicio insondable, a un enigma inabarcable, o al literal y borgeano laberinto de una biblioteca sin principio ni fin.
El problema es que cuando la información y la imagen se convierten en objetos de colección pierden su poder y su valor, para transformarse en un tic, un estimulante, un sucedáneo de la cultura que –como el café o el mate en la mañana- nos ayuda a mantenernos despiertos. Corremos el riesgo de vivir bajo el “síndrome de Crónica”, esto es, bajo el superficial sobresalto de los titulares y los primeros planos, sin ser capaces del sano ejercicio de la reflexión que se requiere para procesar cualquier información , extraer conclusiones y generar conocimiento humano.
Esta nueva idolatría visual en la que estamos imbuidos, alimenta una cultura epidérmica en la que solo importa lo que se ve. Que nutre poco y engancha mucho. En la que el mundo interno se devalúa como un lastre al que es conveniente extirpar. Ignoramos sistemáticamente las construcciones visuales de nuestra imaginación para sustituirlas con imágenes prefabricadas de la industria audiovisual, en las cuales – dicho sea de paso- la principal motivación ha sido la crasa, simple y llana intención de vender y hacer dinero.
El sociólogo americano Mark Poster [1], aborda este tema utilizando el tèrmino “modo de información”, jugando con la vieja idea marxista de “modo de producción”. Marx dividía la historia en diferentes períodos, de acuerdo a las variaciones que han tenido en las distintas sociedades las formas o “modos” de producir los bienes y servicios necesarios para el sustento. Y también como metáfora de la era capitalista, que privilegia la actividad económica sobre cualquier otra.Ahora bièn, para el norteamericano Mark Poster el “Modo de información” también permite dividir la historia de la humanidad según las variaciones en las estructuras de los intercambios simbólicos que se han verificado a lo largo de los siglos ( esto es, cómo nos hemos ido transmitiendo la cultura). Subrayando el tratamiento obsesivo y fetichista que la cultura actual le da a la información: “La información –segùn Poster- se presenta cono la calve para la vida y la sociedad contemporáneas”. Tal es su protagonismo. De ahí esta nueva generación de infoadictos. La pregunta que surge es, de todo lo que existe en el acerbo cultural de occidente ¿Qué necesitamos trasladar a la pantalla de nuestra PC y de ahí a nuestro cerebro? El caso es que ingerimos imágenes e información y evacuamos con la misma facilidad que las langostas (langostas cibernéticas) como si fuera una sustancia inocua que no nos afectara. Pretendemos disfrutar de sus placeres permanentemente con la ingenua pretensión que no nos quede un rastro en el interior. ¿O es la infoadicción –tal y como afirma Poster- una manifestación del mal encubierto que provoca esta nueva sociedad, esta nueva cultura? Como dicen los italianos: chi vivrà vedrà. Y digo más.: mas.

[1] Mar Poster, the Mode of Information. Poststructuralism and Social Contex, The University Chicago Press, Chicago 1990, pag. 6 y 7.